«¿Qué es La virtud femenina? no distinguirse por su talento ni por su inteligencia ¿Qué es el discurso femenino? No usar lenguaje y el habla ¿Qué es la manera femenina? No pretender mostrarse exteriormente hermosa o adornada ¿Qué es el mérito femenino? No superar a otros en sus habilidades».

Estas son las cuatro virtudes que debería tener toda mujer que se precie según la visión, bastante machista obviamente, de Ban Zhao, una escritora china que vivió a caballo entre los siglos I y II d.C. y fue una de las grandes intelectuales del país.

Ban Zhao, más conocida por el apodo de Huiban, ocupa un lugar destacado en el pasado de China porque está considerada su primera historiadora o, al menos, la primera conocida. De casta le venía, como se suele decir, ya que toda su familia se dedicaba a esa actividad; su padre era un famoso historiador, Ban Biao, además de funcionario de la corte y sobrino de la concubina del emperador Cheng Di, durante el período Han.

De hecho, Ban Biao empezó a escribir una historia de esa dinastía, el Libro de Han, que continuaría su hijo Ban Gu hasta que fue encarcelado y ejecutado por un delito capital; entonces tomó el relevó su hermana Ban Zhao. Después también colaboraría un segundo hermano, Ban Chao, que era general del ejército.

Es una obra considerable, compuesta por un centenar de volúmenes en los que no sólo se trata de política sino también de todo lo relativo a la vida en esa etapa, desde la ciencia al arte pasando por la literatura, geografía, etc.

Aunque siempre ha habido polémica al respecto, algunos autores creen que la aportación concreta de la hija al Libro de Han fue aproximadamente de una cuarta parte del total, en los tomos del trece al veinte, dedicados a árboles genealógicos de los diversos clanes nobles e imperiales, ordenados cronológicamente y con especial atención al de la madre del emperador, así como a tratados de astronomía.

Ban Zhao se casó a los catorce años de edad con un notable de su Xianyang natal llamado Cao Shisu, que murió no mucho después dejándola viuda y con varios hijos. No volvió a contraer matrimonio y se centró en su labor intelectual. Cabe decir que gozaba de cierto prestigio debido a que su marido trabajaba en la corte, por lo que era conocida como Venerable Dama Cao e impartía clases en la biblioteca imperial, de la que era directora, contando entre sus alumnos a varios dignatarios y la mismísima emperatriz Deng Sui. De ella pasó a ser dama de honor, así como consejera, cuando Deng Sui tuvo que asumir la regencia en nombre de su hijo, el pequeño Shang Han.

El Libro de Han / foto: Gisling en Wikimedia Commons

La emperatriz la colmó de honores y nombró funcionarios a sus dos vástagos varones. Zhao, entretanto, no sólo continuaba desempeñando su labor bibliotecaria (que incluía la copia de numerosos manuscritos al nuevo material recién inventado, el papel) sino que le añadió también la producción de varias obras.

El más importante quizá fue Nüjie o Lecciones para mujeres, un tratado moralista inspirado en el confucianismo y destinado a instruir al mundo femenino en la vida conyugal. El párrafo reseñado al principio de este artículo es un ejemplo del tono machista propio de la época, pero todo el conjunto va en el mismo sentido: el varón -marido, padre, hermano, suegro- es superior a la fémina, que le debe obediencia y ha de sacrificar su opinión personal.

Aunque Lecciones para mujeres está concebido como una serie de consejos para que las esposas hagan felices a sus maridos, para lo cual han de recibir una adecuada educación, no falta quien lo interpreta como una especie de salvavidas: cómo salir adelante en ese ambiente algo misógino con el fin de, una vez se haya enviudado, gozar de una posición ventajosa; de ser así, está claro que la obra tendría mucho de autobiográfica.

Crater Ban Zhao en Venus / foto NASA-Dominio público

En cualquier caso, Lecciones para mujeres, también conocido como Preceptos para mis hijas porque se lo dedicó a éstas, pasó a ser un auténtico manual para jovencitas muy popular en China, leído durante siglos, especialmente durante las dinastías Ming y Quing. Curiosamente, hay referencias a que su cuñada escribió una refutación, aunque no se conserva.

Pero no fue ése el único libro de Zhao. También publicó ensayos sobre otros temas -tenía especial afición a la astronomía y las matemáticas-, crónicas históricas, relatos de viajes y poemas; en total, dieciséis libros. Tras su fallecimiento -hubo funeral de estado encabezado por la emperatriz-, todo ello fue recopilado en tres volúmenes por su nuera Née Ding bajo el título Antología de obras de Ban Zhao; lamentablemente, la mayor parte de esa producción se ha perdido.

El recuerdo de Ban Zhao se perpetúa, sin embargo, de una curiosa manera: con su nombre se ha bautizado un cráter del planeta Venus.


Fuentes

Ban Zhao /Pan Chao /Cao Dagu / Images of Women in Chinese Thought and Culture: Writings from the Pre-Qin Period through the Song Dinasty (Robin R. Wang) / Precious Records: Women in China’s Long Eighteenth Century (Susan Mann) / Wikipedia


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