El hallazgo se produjo en octubre de 2016 en la localidad suiza de Windisch, el antiguo castrum romano de Vindonissa.
Las prospecciones arqueológicas previas a la construcción de un nuevo bloque de edificios en la calle Zurich de la ciudad de Windisch sacaron a la luz, en dos campañas de excavaciones desde 2013, restos romanos como muros de piedra, chimeneas y otras estructuras, que se suman a las anteriormente descubiertas pertenecientes a la antigua Vindonissa.
Este castrum o campamento de legionarios romano de la Galia fue fundado entre el año 9 y el 13 d.C. sobre un antiguo asentamiento celta y creció rápidamente con la construcción de termas y otros edificios públicos como un valetudinaria (los hospitales de la época) para enfermos y viajeros.
Aquí estuvieron acuarteladas la Legión XIII Gemina y la Legión XXI Rapax, y para el siglo IV ya constituía un asentamiento civil, con la construcción de una fortificación, un acueducto y un anfiteatro. La Vindonissa romana sería destruída a mediados del siglo V por los hunos.
Las excavaciones de comienzos del siglo XX sacaron a la luz numerosas lucernas, un tipo de pequeñas lámparas de aceite que los legionarios llevaban consigo, y que son muy abundantes, dado su bajo coste y producción en masa, en todos los yacimientos del mundo romano.
Sin embargo el último hallazgo es ciertamente desconcertante, porque no tiene precedente en ningún otro lugar. Encontraron una olla de cocina, de cerámica, en el interior de la cual había 22 lucernas, y dentro de cada una de ellas una moneda. Estas monedas son ases, piezas de bronce que constituian el valor base del sistema económico romano en los siglo I y II d.C. Lo sorprendente, según los arqueólogos, es la combinación de monedas y lucernas, así como su cantidad.
En la olla, que es del tipo empleado por los legionarios para cocinar, también había algunos huesos calcinados, que a falta de un examen más detallado parecen pertenecer a animales. Las 22 lucernas están decoradas, como es habitual, con diferentes motivos, entre los que se encuentran la diosa de la Luna, un gladiador derrotado, un león, un pavo real y una escena erótica.
El escaso valor de las monedas, que datan en su mayoría de los años 66 y 67 d.C., hace pensar a los investigadores en alguna clase de ritual simbólico, sin que todavía sepan exactamente cual era su función, ya que es la primera vez que se descubre algo parecido.
Toda la zona, donde se realizó el hallazgo, será sometida a una tercera campaña de excavaciones y, depués de documentar todos los restos, quedará cubierta para siempre con apartamentos, oficinas, locales comerciales y un garaje subterráneo.
Fuentes
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