Al entrar en la primera mitad del siglo XIX, las relaciones entre blancos e indios de América del Norte habían cambiado bastante respecto a períodos anteriores. Terminadas las guerras entre británicos y franceses, que habían involucrado a aliados indígenas (iroqueses y hurones respectivamente), las tribus se encontraron con la dura realidad de que ahora la cuestión era entre ellos y los estadounidenses ya independizados.

Mermados los pueblos de la costa este y aún algo alejados los de las praderas, muchos -sobre todo creeks- empezaron a dejar sus tierras tradicionales para instalarse en Florida, ocupando el hueco dejado por los extinguidos calusas, protegidos por la inaccesibilidad de selvas y pantanos. Por esa razón empezaron a ser conocidos como semínolas (es decir, «los que acampan fuera»).

Los semínolas fueron creciendo progresivamente al admitir entre ellos a todos los prófugos, indios y esclavos, lo que empezó a convertirles en un grupo bastante fuerte y, consecuentemente, juzgado peligroso por el gobierno. Así que en 1818 el presidente Andrew Jackson envió una expedición de castigo que de paso, a continuación, expulsó a los españoles de las ciudades que aún les quedaban en la península (luego se formalizó la cosa como una adquisición).

Andrew Jackson, presidente de EEUU/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Pero los semínolas, aún derrotados, seguían siendo un problema, así que Jackson decretó que las Cinco Tribus Civilizadas (nombre que los pioneros dieron a semínolas, cherokees, choctaws, creeks y chikasaws porque les consideraban más avanzados y cultos), fueran trasladadas al oeste del río Missisipí, al llamado Territorio Indio.

En realidad, antes de 1820 cerca de cinco mil cherokees se habían marchado ya al oeste, a Arkansas; voluntariamente, conscientes de que ante el ansia de territorios de los blancos y su superioridad militar era mejor poner distancia de por medio. Pero, en 1830, el Indian Remove Act extendía la orden a todos, escalonadamente, y aunque los cherokees consiguieron bloquear la ley en los tribunales por un tiempo, al final empezó a aplicarse un año después manu militari: unos 4.000 choctaws tuvieron que ponerse en marcha hacia Oklahoma a pie, a caballo o en carro, llevando como máximo un peso de 15 kilos cada uno en pertenencias. Cientos de ellos murieron por el camino a causa del hambre, el frío, el agotamiento o las enfermedades.

Los siguientes fueron los creeks y chikasaws, en 1836, después de que su resistencia inicial fuera reprimida con dureza. A finales de 1838-principios de 1839 les tocó el turno a los cherokees, cuyo pleito fue desestimado pese a que contó con el apoyo de muchos blancos. Las tropas del general Winfield Scott reunieron a los 17.000 indios y sus 2.000 esclavos en Tennessee, desde donde empezaron un destierro de más de 1.600 kilómetros. De nuevo las condiciones del viaje acabaron con un gran número de ellos, aunque sobre la cifra exacta hay polémica: entre medio millar y 8.000 personas. Como anécdota, cabe apuntar que durante el traslado los cherokees solían entonar una versión en su lengua de Amazing Grace, el himno que los anglosajones cantan en Nochevieja.

Foto dominio público en Wikimedia Commons

Algunos indios, sin embargo, no se resignaron al exilio y optaron por evadirse. Así, grupos de choctaws se asentaron en zonas apartadas de Missisipí mientras que un millar de cherokees se escondió en las montañas de Carolina del Norte. Asimismo, muchos creeks se refugiaron en Florida uniéndose a los semínolas, que fueron los que opusieron la resistencia más tenaz: en 1835, el jefe semínola Osceola rasgó con su cuchillo el documento que le entregaron para que firmara el traslado y aplastó a los soldados en Withlacoochee, dando así inicio a dos nuevas guerras contra los blancos que continuaban la desarrollada entre 1817 y 1818.

La primera duró hasta 1842, a pesar de que Osceola fue engañado y apresado en 1838 cuando habia aceptado reunirse para tratar la paz, falleciendo en prisión de malaria; la segunda fue entre 1849 y 1858 y terminó con el traslado forzoso a Oklahoma de una parte de los semínolas, aunque otra logró permanecer en Florida y nunca firmó el tratado.

Hoy en día hay unos 10.000 semínolas sumando ambos grupos, por algo más de 70.000 creeks, 158.000 choctaws y 20.000 chikasaws, siendo los cherokee los más numerosos de todo Estados Unidos con cerca de 300.000 personas. La ruta de aquel duro destierro se llama actualmente Trail of Tears National Historic Trail (Sendero Histórico Nacional Sendero de las Lágrimas), recorre 9 estados y se puede hacer como trayecto turístico-cultural. Parafraseando al personaje de Blade runner, las lágrimas se perdieron como gotas en la lluvia.


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