Las excavaciones llevadas a cabo por el Instituto Arqueológico Alemán desde 2010 en el desierto al noreste de Jordania, cerca de la frontera siria, han encontrado tres asentamientos fortificados datados en la Edad del Bronce entre el 4000 y el 3500 a.C. El descubrimiento es importante porque es la primera vez que se encuentran asentamientos tan antiguos en una zona hasta ahora considerada inhabitable en tiempos primitivos. Todos ellos cuentan con evidencias de haber poseido un sistema artificial de irrigación en terrazas.
Los arqueólogos ya habían encontrado en la misma región de Badia el asentamiento fortificado de Jawa en la década de 1970, considerándolo el más oriental de la Edad del Bronce en la zona, pero ahora el equipo del profesor Bernd Müller-Neuhof ha hallado otros tres que se internan más en el desierto.
Están situados en Khirbet abu al-Husayn, Khirbet al-Ja’bariya y Tulul al-Ghusayn, tres colinas volcánicas en las que han aparecido muros de fortificación y restos de casas construidas en piedra, así como jardines en terraza, que contaban con un sistema de irrigación.
Según los arqueólogos pertenecen a una sociedad altamente desarrollada que se asentó allí a finales del V y principios del IV milenio a.C. creando las primeras fortificaciones del Levante e incluso de todo el suroeste de Asia.
Su identidad es desconocida, pero se sabe que no fueron los primeros en habitar la zona, ya que también existen evidencias de asentamientos temporales de la era neolítica (se halló un petroglifo neolítico que muestra un guepardo cazando un oryx). Por el contrario estos son los primeros asentamientos permanentes descubiertos en la región.
Quienes construyeron estos lugares fortificados desarrollaron un sofisticado sistema de irrigación a partir del agua de lluvia, practicando la agricultura en pequeñas terrazas en torno a los muros, así como extrayendo agua potable para el consumo de pozos y almacenándola en cisternas naturales de piedra volcánica.
En el interior de algunas de las casas se hallaron también grandes piedras para moler el grano. Estas terrazas serían el ejemplo más antiguo de irrigación artificial, anteriores incluso a las mesopotámicas.
Los arqueólogos encontraron también evidencias de minería y producción de herramientas de silex, que podrían estar relacionadas con los asentamientos.
En el de Jawa encontraron que los muros dobles fueron derribados y reconstruidos varias veces, lo que podría indicar conflictos por el control del agua entre los habitantes del lugar y los cazadores nómadas. Ninguna pista sobre el origen de estos pueblos ha podido ser hallada, y no está claro si eran inmigrantes o nativos del lugar.
Ahora las investigaciones intentarán dilucidar las razones que llevaron al establecimiento de estos asentamientos en un entorno tan precario, continuando las excavaciones en busca de nuevos hallazgos que permitan establecer la existencia de patrones en su distribución.
Fotos por el Instituto Arqueológico Alemán.
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