En 1812 Nueva Gales del Sur, la primera colonia creada por los británicos en 1788 en el continente inexplorado que todavía se llamaba Nueva Holanda, tenía una extensión mucho mayor que hoy en día, incluyendo toda la tierra australiana conocida, pero también Nueva Zelanda y otras islas.
Ante la escasez de monedas el gobernador Lachlan Macquarie encontró una ingeniosa solución para dotar de efectivo metálico propio a la nueva colonia, creando así la primera moneda acuñada en territorio australiano.
Hasta entonces, al igual que ocurría en el resto del mundo colonial, lo habitual era utilizar monedas tanto del país colonizador como cualquier otra divisa internacional. Libras, florines, ducados, rupias y johannas circulaban como resultado del comercio que llegaba a través de los buques mercantes.
En aquella época Londres todavía no proporcionaba un suministro adecuado a sus colonias, por lo que las monedas se iban con el comercio igual que llegaban, dejando a los habitantes de Nueva Gales del Sur sin efectivo.
Pero la principal divisa internacional desde el siglo XVIII era el Real de a 8, también conocido como dólar español. Se trataba de una moneda de plata con un valor de 8 reales acuñada a partir de 1497 en las colonias españolas de América, principalmente México y Bolivia. De allí se trasladaban en grandes cantidades hacia España y sus colonias como Filipinas, para ser usada en el comercio de mercaderías orientales.
Así su uso se extendió por todo el sureste asiático e incluso por las colonias británicas de América (de hecho sería la primera moneda de curso legal en los Estados Unidos, donde circuló hasta 1857).
El gobernador encontró en el abundante dólar español lo que necesitaba para dotar a Nueva Gales del Sur de moneda propia. Hizo importar 40.000 de estas monedas, que arribaron el 26 de noviembre de 1812 a bordo de un buque procedente de Madrás.
Una vez llegadas a tierras australianas le ordenó al falsificador William Henshall (quien curiosamente había sido perdonado de sus delitos apenas un par de meses antes) que extrajese la parte central de cada una, con el fin de duplicar su número.
Probablemente Macquarie conocía el caso de las Indias Occidentales Británicas, donde años antes se había realizado un proceso similar con un cargamento de dólares españoles capturados. Se cortaban y reacuñaban para que no pudieran volver a manos españolas.
Henshall las agujereó creando de ese modo 79.820 monedas (el resto desaparecieron durante el proceso) que fueron reacuñadas añadiéndoles la inscripción New South Wales 1813 y su H inicial entre las hojas de la acuñación original. Así aparecieron el dolar agujereado y el dolar sobrante, siendo éste último como se denominaba a la parte central extraída. Al primero se le asignó un valor de 5 chelines, y al segundo de 15 peniques. Empezaron a circular en 1814 y fueron la primera moneda acuñada en Australia. En 1822 fueron sustituidas por monedas de plata de ley, y en 1829 dejaron de usarse.
El taller donde Henshall realizó los trabajos se encuentra en el sótano de un edificio conocido como La Fábrica, en la esquina de las calles Bridge y Loftus en Sidney, y está considerada la primera Casa de la Moneda de Australia. Henshall desapareció de la colonia en 1817 y nunca más se supo de él.
De las 79.820 monedas se estima que hoy en día quedan unas 1.300, 300 dólares agujereados y unos 1.000 sobrantes, todos ellos acuñados originalmente en México, salvo 5 que lo fueron en Potosí, Bolivia. La mayoría se encuentra en colecciones numismáticas privadas, o en museos como el Museo Nacional de Australia, donde encontramos la historia.
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