Huelgoat es una localidad de la Bretaña francesa cuyo nombre en bretón significa literalmente bosque cerrado. Y es que allí se encuentran los vestigios del antiguo y mítico bosque de Brocelianda (escenario de muchas leyendas artúricas) que cubría toda la península, extendiendose unos 10 kilómetros cuadrados plagados de curiosidades geológicas y restos prehistóricos, que hacen la zona muy popular para el turismo. Una de esas curiosidades es la Roca Temblante, una mole de 137 toneladas que cualquiera puede mover, si sabe como hacerlo.
Todo el bosque es un gigantesco caos lleno de moles de roca desperdigadas, algunas adoptando formas extrañas o curiosas, en equilibrios imposibles y asociaciones improbables.
Este reguero de piedras ciclópeas se distribuye a todo lo largo del río de la Plata, que atraviesa el bosque, y ofrece algunas de las formaciones naturales más impresionantes que se pueden contemplar en el país.
Se trata de rocas de granito formadas antiguamente en el magma interior de la Tierra que a lo largo de milenios fueron aflorando a la superficie de la corteza, para que la erosión terminase de hacer el trabajo de modelado. Muchas parece que proceden de las cimas de las colinas, de donde por la fuerza de los elementos meteorológicos terminaron por rodar hacia el valle durante el Cuaternario.
Por supuesto, existe una leyenda para el origen de este caos de piedra, que cuenta que un gigante de nombre Gargantua se detuvo en el lugar a pedir comida a los lugareños. Éstos solo pudieron ofrecerle un poco de avena, algo que desagradó tanto al gigante que, tras seguir su camino, y al llegar a la costa, arrancó las enormes piedras de los acantilados arrojándolas sobre Huelgoat.
La más famosa de todas es la roca temblante, un monolito pétreo de 137 toneladas y unos 7 metros de largo que el azar quiso que pivotase sobre un punto de apoyo, que la mantiene estable y estática, pero que también permite que cualquiera, independientemente de su fortaleza, que conozca el punto donde empujar, pueda hacer que la roca se tambalee ligeramente arriba y abajo, como si estuviera en un balancín.
Este tipo de rocas, del que existen otros ejemplos en la zona, eran muy apreciadas por los druidas, que las consideraban un símbolo del equilibrio del Universo.
Otros elementos del lugar, que atrae anualmente a miles de visitantes, son El Champiñón, una enorme piedra que se mantiene en equilibrio sobre otra más pequeña adoptando la curiosa forma que le da nombre; la piscina de las hadas; y la Cueva de Arturo, una gruta natural formada bajo una cornisa rocosa, identificada con la leyenda del mítico rey.
Por si esto fuera poco, también hay una placa en honor del escritor Jack Kerouac y de su familia, originarios de Huelgoat.
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