En la provincia turca de Eskisehir hay una ciudad hoy llamada Yazilikaya (literalmente roca grabada), pero también conocida como la Ciudad de Midas. Se sabe que la construyeron los frigios en algún momento entre los siglos VIII y VII a.C., aunque los arqueólogos sospechan que puede ser mucho más antigua.
Lo más curioso es que, aunque se la denomina ciudad, en realidad allí nunca hubo casas ni viviendas. Más bien era un centro religioso de la época, y esa no es su única singularidad.
Los frigios eran un antiguo pueblo indoeuropeo que, según Herodoto, habitaban al sur de los Balcanes. En el siglo VIII emigraron a Anatolia, donde fundaron su capital en Gordio (en la que siglos después se produciría el famoso episodio del corte del nudo gordiano por Alejandro Magno). Su influencia en la cultura griega es notable, sobre todo en el aspecto musical y en el mitológico (la Gran Madre frigia pasó a ser Cibeles en Grecia y Roma).

El más antiguo rey mítico de los frigios fue Midas, un personaje del que no existe evidencia arqueológica y que aparece en mitos griegos posteriores (todo lo que tocaba se convertía en oro).
Pero si que existen referencias a un rey Mita frigio en las fuentes asirias a partir del siglo VIII a.C., apareciendo en inscripciones que lo señalan como aliado de Sargón II en 709 a.C. El caso es que los sucesivos reyes frigios se llamaron, alternativamente Midas o Gordias, por lo cual tampoco parece descabellado que fuera un título y no un nombre.

Por la misma época en que levantaron su capital en Gordio instalaron su centro religioso en Yazilikaya. No se sabe con seguridad si cuando llegaron las cuevas, galerias y escalinatas ya estaban allí.
Si ya era un lugar sagrado o ese aspecto le fue conferido por los nuevos habitantes. El caso es que lo convirtieron en una especie de santuario y comenzaron a adornarlo con nuevas construcciones, excavadas e inscritas en la roca.
Uno de los monumentos más conocidos del lugar es la llamada Tumba de Midas. Se trata de un monumento, que nunca ha sido una tumba, formado por una fachada cavada en la roca de 20 metros de alto por 16 de ancho. Posee un nicho o falsa puerta, hoy parcialmente destruída por saqueadores (que debieron pensar que algo tenía que haber detrás, visto el trabajo dedicado) y una inscripción en la parte superior, perfectamente legible y que consiste en una dedicatoria.

Escrita en frigio antiguo dice por Ates, hijo de Arkias, a Midas. En las paredes del nicho inferior también hay una pequeña inscripción que pone Matar (madre) y que probablemente se refiere a la diosa Cibeles, cuya imagen pudo estar situada aquí.
A qué Midas se refiere la inscripción sigue siendo un misterio. El legendario está enterrado, si hacemos caso a las fuentes, bajo un gran túmulo cerca de Gordio. Y en cualquier caso las excavaciones realizadas en los años 90 no encontraron ni rastro de enterramientos aquí. Tampoco en otro monumento muy similar situado a unos pocos cientos de metros, en el mismo saliente rocoso.

Pero quizá lo más extraño del lugar es lo que se puede contemplar ascendiendo hasta la acrópolis, el punto más alto de la ciudad. Cientos de escaleras excavadas en las rocas alrededor, que llevan a sitios sin salida o que simplemente desaparecen bajo la tierra.
También altares y tronos escalonados diseminados. Posiblemente se trata de senderos ceremoniales, que desempeñarían un papel determinado en el culto religioso del lugar.
Las escalinatas que se internan en la tierra conducen a túneles y cámaras subterráneas, intercomunicadas entre sí, que algunos arqueólogos consideran eran cisternas para guardar agua, aunque otros opinan que nunca fueron usadas para ello. La mayoría están bloqueadas por tierra y rocas acumulados a través de los siglos, y nunca se han excavado.

Si bien puede existir algún tipo de relación con las numerosas ciudades subterráneas halladas en Turquía en las últimas décadas, también hay que recordar que los frigios creían que sus dioses habitaban dentro de las montañas, y los túneles serían entonces pasajes al mundo divino.
Todo el lugar se encuentra en lo alto de un valle situado a 1.315 metros de altitud, y aunos 70 metros sobre el fondo de éste. Fue excavado por vez primera por W. M. Ramsay a finales del siglo XIX, quien halló que la ciudad estaba rodeada de un muro defensivo.

No obstante el monumento de Midas ya fue documentado en 1800 por el coronel W. M. Leake, que lo examinó y dibujó mientras viajaba con su compañía de Estambul a Egipto. El dibujo en cuestión aparecio en el libro en el que contaba sus viajes, en 1824.
Las excavaciones llevadas a cabo en 1996, 2001 y 2002 también encontraron numerosas imágenes de dioses excavadas en nichos en las rocas.
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