En un capítulo de la famosa serie de televisión Vikingos vemos como Ragnar Lodbrok utiliza una ingeniosa estratagema para entrar en París: fingir estar a punto de morir y solicitar entierro cristiano en la catedral. Una vez dentro, Ragnar sale de su ataud para sorpresa de todos, y lo que ocurre después ya es spoiler.

Este episodio sucedió en realidad, a tenor de lo que cuentan las sagas vikingas, aunque su protagonista no fue Ragnar, sino el que luego sería rey de noruega Harald Hardrada (Harald III de Noruega). Tampoco ocurrió en París, más bien en un castillo de localización indeterminada, posiblemente en Sicilia o incluso en Asia Menor o Palestina, lugares todos ellos en los que Harald combatió para sí mismo o al servicio de otros.

Harald Sigurdsson, que ese era su auténtico nombre, nació en Ringerike (Noruega) hacia el año 1015. Era medio hermano del rey Olaf Haraldsson, que a la postre sería San Olaf, y que perdería el trono cuando Canuto el Grande invadió Noruega en 1028, mandando al exilio a Olaf junto a su hermano Harald, que por entonces tenía 15 años, y un puñado de hombres fieles.

El destino elegido es la Rus de Kiev, donde durante unos 4 años Harald se enrola al servicio del príncipe Yaroslav I el Sabio, llegando a alcanzar el grado de capitán. Durante ese tiempo combate contra polacos, chuds, bizantinos, pechenegos y otros pueblos nómadas de las estepas.

La Guardia Varega / foto dominio público en Wikimedia Commons Crédito: Dominio público / Wikimedia Commons

Pero hacia 1033 junto con 500 de sus hombres se dirigen a Constantinopla, donde entran a formar parte de la Guardia Varega, la unidad de élite bizantina cuyos miembros formaban la guardia personal del emperador, integrada por mercenarios suecos, daneses, noruegos e islandeses.

Para el emperador bizantino Miguel IV combate a los árabes, a los que logra expulsar de Asia Menor, llegando incluso a participar en campañas cerca del Eúfrates e incluso, según las sagas, en las cercanías de Jerusalén. Algunos historiadores opinan que en realidad su misión habría sido la de escoltar a los peregrinos y defenderlos de los bandidos, sobre todo tras el tratado de paz firmado por los bizantinos con el califato fatimí.

En 1038 se une a la expedición bizantina para reconquistar Sicilia a los sarracenos, que habían establecido allí un emirato en el año 965. Las sagas cuentan que Harald y sus hombres lograron capturar cuatro ciudades hasta 1041, año en que finaliza la expedición y la Guardia Varega es enviada a sofocar la revuelta normanda en el sur de Italia.

Monumento a Harald Hadrada en Oslo / foto dominio público en Wikimedia Commons

Es posiblemente durante esta campaña cuando Harald emplea la estratagema comentada al principio. Las sagas relatan como, tras tomar tres castillos, Harald asedia un cuarto. Este era el más grande de todos, y tan bien defendido que no había posibilidad de traspasar sus murallas. Entonces Harald cayó enfermo y se recluyó en su tienda, alejada del campamento, para que no le molestase el ruido de las armas.

Los señores del castillo, intuyendo que algo pasaba, envían espías a investigar. Cuando vuelven informan que el comandante de los sitiadores está tan enfermo que es inminente su muerte. Finalmente los varegos envían una embajada al castillo informando de la muerte de Harald, y solicitando que los sacerdotes le concedan ser enterrado en tierra sagrada dentro del castillo (para esa época el cristianismo ya había empezado a extenderse por Escandinavia, y Harald era cristiano).

En aquellos tiempos albergar el cuerpo de un gran soldado o señor solía suponer para los monasterios e iglesias que vendría acompañado de presentes y favores. De modo que finalmente aceptan y una gran procesión sale para recoger el ataud de Harald y llevarlo dentro del castillo. Los varegos cargan con él y, se unen a la procesión con sus mejores galas y estandartes.

Una vez dentro del castillo depositan el ataud en el suelo junto a las puertas, y bloquean estas con una viga para que no se puedan cerrar. Harald sale entonces del ataud y todo el ejército varego irrumpe en el castillo totalmente armado, matando a cualquiera que se pone por delante.

Dicen las sagas que de los habitantes del castillo nadie sobrevivió, y que el botín conseguido fue realmente enorme. Se sabe que Harald se hizo inmensamente rico durante el tiempo que estuvo al servicio de Bizancio, y que solía enviar cargamentos de oro al Rus de Kiev, donde Yaroslav se lo guardaba a buen recaudo.

La batalla de Stamford Bridge, cuadro de Peter Nicolai Arbo (1870) / foto dominio público en Wikimedia Commons Crédito: Dominio público / Wikimedia Commons

En 1042 Harald solicita permiso para volver a Noruega, aunque le es denegado por la emperatriz Zoe. Aun así consigue escapar con algunos de sus hombres y vuelve al Rus de Kiev donde proporciona a Yaroslav información esencial para el subsiguiente ataque de éste a Constantinopla.

Finalmente vuelve a Noruega donde, para 1046 consigue hacerse con el trono arrebatado a su hermano Olaf. Su reinado se recuerda como relativamente pacífico y tranquilo, con avances importantes en el comercio y la economía.

La muerte le llegó el 25 de septiembre de 1066 en la Batalla de Stamford Bridge, en Inglaterra, disputándole el trono inglés a Haroldo III, que sería el último rey anglosajón. Haroldo pudo con Harald, pero moriría igualmente poco después, el 14 de octubre, en la batalla de Hastings, que marcaría el comienzo de la dinastía anglonormanda con Guillermo el Conquistador.


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