La formación escalonada en el ámbito militar es un tipo de formación donde las unidades se disponen en diagonal. Cada una se situa justo detrás y a la derecha de la anterior (o a la izquierda, pero todas en el mismo lado). A lo largo de la historia se ha utilizado en muchas ocasiones y por muchos ejércitos y países.

Desde la infantería, pasando por la caballería, los blindados y hasta la aviación, es una formación muy empleada todavía hoy día. Principalmente porque otorga al atacante un excelente rango de visión, al mismo tiempo que permite a cada unidad cubrir a la anterior en caso de ataque por el flanco.

Se sabe que fue utilizada por Alejandro Magno en la batalla de Gaugamela, por Aníbal en la batalla de Canas, o por el ejército confederado en la batalla de Gettysburg. Pero el primer uso conocido de la formación escalonada corresponde a los tebanos, que la emplearon, masacrando al ejército espartano que les doblaba en número, en la batalla de Leuctra en el año 371 a.C.

Esparta dominaba el mundo griego tras su victoria en la Guerra del Peloponeso en 404 a.C. Pero en 371 a.C. la nueva democracia establecida en Tebas comenzó a oponerse, expresando su intención de reconstruir la Liga Beocia desmantelada por los espartanos.

Esparta no podía tolerar la revuelta y su rey Cleómbroto I marchó rápidamente sobre Beocia tomando una ruta inusual y sorprendiendo a los tebanos. Ambos ejércitos se encontraron en las cercanías de la localidad de Leuctra. Los espartanos contaban con 10.000 hoplitas, entre ellos 400 espartiatas, y 1.000 jinetes (se calcula que eran un tercio de todos los ciudadanos de Esparta en edad de luchar). Los tebanos y sus aliados beocios sumaban 7.000 hoplitas y 1.500 jinetes, incluyendo los 300 miembros del Batallón Sagrado.

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Movimientos iniciales / foto dominio público en Wikimedia Commons

Los beotarcas beocios, magistrados que estaban al mando del ejército federal, se oponían a presentar batalla, dada la inferioridad de fuerzas. Pero uno de ellos, Epaminondas, les convenció de emplear un novedoso plan.

Cleómbroto dispuso sus líneas siguiendo la típica formación hoplita, en columnas de 8 a 12 hombres de profundidad, lo que estaba considerado como el balance perfecto entre poder de penetración y cobertura máxima. Siguiendo esta tradición, colocó a su fuerza de élite, los espartiatas, en la derecha junto con su guardia personal y él mismo. La derecha de una batalla se consideraba el lugar de honor.

Epaminondas dispuso sus líneas de una manera completamente distinta y novedosa. En lugar de situar a sus tropas de élite en la derecha colocó al Batallón Sagrado en la izquierda, justo enfrente de los espartiatas, y encabezando un contingente de hoplitas en columnas de 50 hombres de profundidad. El resto del ejército en el centro y en la derecha se situó en formación escalonada, cada ala más atrás que la anterior.

La batalla comenzó con los peltastas espartanos (infanteria ligera mercenaria) cargando sobre los aliados beocios situados en el centro y en la derecha, los menos preparados y dispuestos a la lucha, en su mayoría agricultores, que rápidamente retrocedieron buscando el cobijo del grueso del ejército tebano. La caballaería espartana cargó pero fue repelida por los jinetes tebanos, que los superaban en número y habilidad.

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Acción decisiva / foto dominio público en Wikimedia Commons

Entonces el Batallón Sagrado cargó contra las tropas de élite espartanas, a las que sorprendieron al tiempo que su propia caballería en retirada contribuía a desorganizar sus líneas. La fuerza del ataque de las columnas tebanas de 50 hombres de profundidad desbarató completamente a la élite espartana, a los que incluso lograrían flanquear.

Al ver que que la falange principal había sido rota y estaba siendo masacrada, el resto del ejército espartano y sus aliados abandonaron el campo de batalla y se retiraron. Se calcula que solo el ala derecha espartana sufrió 1.000 muertos, entre ellos el rey Cleómbroto y 400 espartiatas.

Leuctra supuso así el fin de la dominación espartana sobre Grecia, cuya élite ya estaba suficientemente mermada antes de la batalla, y quedó considerablemente reducida tras ella. Fue el comienzo de la hegemonia de Tebas que, bajo el mando militar de Epaminondas, llevó a cabo varias campañas contra otras ciudades-estado, lo que a la postre no hizo más que debilitar a la hélade y dejar el camino libre para la llegada de los macedonios.

Monumento de Leuctra en el lugar de la batalla (nótense las representaciones de escudos espartanos) / foto George E. Koronaios en Wikimedia Commons

Algunos historiadores opinan que el uso de la formación escalonada por Epaminondas (la primera vez que se documenta su uso en la historia), estaba inspirado en las maniobras de su compatriota Pagondas en la batalla de Delio (424 a.C.). Otros creen que su empleo no fue deliberado sino que supuso una adaptación inteligente a las circunstancias del momento. Debido a la inferioridad numérica Epaminondas no tenía más opción que formar falanges pequeñas y marchar en diagonal sobre las largas líneas espartanas.

En lo que todos están de acuerdo es en que representó una innovación en el arte de la guerra, y en que fue sin duda muy efectiva.

Tampoco hay dudas de que Filipo II de Macedonia, que estudió y vivió en Tebas, tomo de la batalla las ideas para desarrollar las tácticas que tanto él como su hijo Alejandro Magno, pondrían en práctica años más tarde en su paseo triunfal a través de Grecia y Asia Menor.


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