Hace ya bastante tiempo que los deportes de aventura se han incorporado a la oferta turística como una eficaz y divertida forma de disfrutar de la naturaleza activamente. Escalada, senderismo, parapente, paseos a caballo, tirolinas, espeleología, excursiones en 4 x 4… Son actividades que permiten a sus practicantes fundirse con el entorno, alejándose por un día -o los que sean- de la jungla de asfalto urbana. La extensión y variedad paisajística convierten a nuestro país en un sitio privilegiado para ello y a los Pirineos en uno de los mejores escenarios.
El Pirineo catalán es grandioso y encantador a partes iguales, un enclave ideal para unas vacaciones activas entre montañas, valles, lagos, ríos, cordales, pueblos, tradiciones y gastronomía, donde las empresas que ofrecen ese tipo de turismo de ocio al aire libre han encontrado su escenario ideal dinamizando la economía local. Y de entre ellas vamos a destacar aquí dos actividades especialmente intensas en las que la naturaleza pone de su parte casi tanto como el propio practicante: el barranquismo y el rafting.
Se llama barranquismo al descenso de barrancos o cañones siguiendo el curso del río que los ha originado. Es una actividad algo compleja que requiere del uso de equipo adecuado (traje de neopreno, casco, cuerda, etc) y el aprendizaje de algunas técnicas, dependiendo del nivel de la ruta y de la persona (iniciación, medio o avanzado), pues a menudo es necesario alternar el andar con trepar, nadar, hacer rápel, saltar….

Los Pirineos, por extensión y calidad, constituyen el paraíso de los barranquistas. En el caso de Cataluña, la provincia de Lleida es un rincón aventajado, como tocado por una varita mágica, con más de centenar y medio de descensos posibles en sitios que ya son toda una referencia: Pallars Sobirà, la Cerdanya o Pallars Jussà, entre otros; la comarca tarraconense de La Garotxa (en el Parc Natural dels Ports) también es destacable. Una de las ventajas del barranquismo es que puede practicarse en una o más jornadas, a gusto de cada uno.
Otra actividad al aire libre muy exitosa es el rafting, que consiste en descender un río en una balsa alternando tramos de aguas bravas con otros más tranquilos. También aquí hace falta el correspondiente equipamiento y aprender ciertas instrucciones técnicas que dará el guía, quien por experiencia conoce bien el recorrido y por eso ejerce de timonel. La seguridad debe ser y es una de las máximas de estas empresas.

De nuevo el territorio ilerdense vuelve a ser un escenario privilegiado, con más de sesenta kilómetros navegables. Nombres como Llavorsí o Sort suelen aparecer en los catálogos. Probablemente los ríos Noguera Pallaresa (considerado el mejor para rafting porque tiene caudal todo el año), el Noguera Vallferrera, el Cardós y el Tor sean los más indicados. El caso es que hay donde elegir porque también podemos apuntar otras rutas fluviales como las del Garona, el Segre, la del Noguera Ribagorçana o la del Freser (éste en Girona).
En suma, la parte catalana de los Pirineos es todo un mundo para los deportes de aventura en general, y el barranquismo y el rafting en particular. Hay multitud de empresas dedicadas a ello y una oferta tan amplia como variada en fechas y precios. Y están ahí, a un paso; no hace falta viajar miles de kilómetros y están asegurados tanto el agradable clima como la espléndida gastronomía. Sólo hay que reservar las fuerzas para vivir la experiencia a tope y soltar adrenalina in situ.
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