La isla Espiritu Santo es la mayor de todas las que conforman el país melanesio de Vanuatu, al noreste de Australia. Todo Vanuatu es un popular destino de turismo de buceo, pero en esta isla además cuenta con una aliciente extra, el Million Dollar Point, donde sumergirse a unos pocos metros puede reportar el hallazgo de tanques, jeeps y toda clase de equipamiento militar.
Espiritu Santo fue utilizada por los norteamericanos después del ataque a Pearl Harbor como base de aprovisionamiento de la flota, puerto y aeródromo, convirtiéndose en el lugar desde el que se organizaba la guerra contra los japoneses en el Pacífico.
Al mismo tiempo el resto de Vanuatu seguía bajo control británico y francés a través del condominio de Nuevas Hébridas, una fascinante situación política de la que ya hablamos aquí, porque todo estaba duplicado.
Cuando terminó la guerra los norteamericanos decidieron irse de la isla, en la cual habían construído carreteras, edificios y pistas de aterrizaje durante el tiempo que había durado el conflicto.
El problema surgió cuando se planteó que hacer con todo el armamento, equipamiento militar y civil e incluso víveres, que habían sobrado del esfuerzo bélico. Parece que el coste de repatriarlos a los Estados Unidos era demasiado alto.
De modo que se los ofrecieron a los británicos y a los franceses, a un precio especial, con un descuento del 94 por ciento sobre su valor (unos 6 centimos por cada dolar).
Pero éstos se negaron a aceptar el trato, pensando que los estadounidenses terminarían por abandonarlo todo y, de ese modo, lo tendrían gratis sin tener que pagar nada.
Lo que no se esperaban es que finalmente el ejército norteamericano tomó una decisión insólita, arrojarlo todo al mar. Vehículos, comida, muebles, ropa, bebidas, incluso tanques, fueron arrojados por los muelles en la costa sur de la isla usando bulldozers.
Finalmente también arrojaron éstos al mar, asegurándose de que ni británicos ni franceses pudieran obtenerlos gratuitamente.
En dos días millones de dólares en material y comida fueron destruídos o sepultados en el fondo del mar, contaminando las aguas con combustible, metal y otros desechos. Eso sí, los habitantes locales recuperaron todo lo que pudieron una vez los americanos se hubieron ido.
Hoy en día cualquiera puede practicar snorkel o bucear en Million Dollar Point entre vehículos, cañones, gruas, vajillas, y botellas de Coca-Cola abandonadas, o llevarse algo de recuerdo.
Por lo menos hasta que el ejército norteamericano vuelva para limpiar aquel desastre, algo que lleva años siendo discutido.
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