Ya hemos hablado aquí de Róterdam más de una vez: una ciudad moderna y dinámica que ha hecho de la arquitectura contemporánea su principal seña de identidad. Así, frente al atractivo histórico de otras urbes holandesas como Ámsterdam o Utrecht, Róterdam presenta un perfil distinto, actual, futurista casi. Y entre su oferta al visitante destaca con letras mayúsuclas el Koopboog o Markthal. O sea, el Mercado.
Se trata de un singular edificio en forma de U invertida que en el arco acoge oficinas y viviendas mientras que en el hueco de debajo se instala un mercado de todo tipo de productos.
Inaugurado el 1 de octubre de 2014 por la reina consorte Máxima, el diseño es obra del estudio MVRDV, que aparte de las peculiares formas lo ha dotado de unas medidas importantes e impactantes: 228 apartamentos, 4.600 metros cuadrados de locales comerciales, otros 1.600 destinados a negocios de hostelería, un parking subterráneo de 4 plantas con 1.200 plazas…
Construido en piedra gris en el barrio de Binnenrotte, la estructura se sostiene mediante un sistema de cables de acero -el mayor de Europa- y da pie a una fachada de vidrio, salpicada por docenas de ventanas cuadradas cuya disposición se adapta a su forma curva.
Dicha fachada mide 34 metros de altura por 42 de ancho, mientras que el citado hueco interior está recubierto por 4.000 paneles de aluminio perforado que tienen una misión concreta: la decoración. Pero no por sí mismos sino como medio. Expliquémoslo.
Mediante esos paneles, la bóveda y las paredes proyectan unas vistosas imágenes que ocupan un total de 11.000 metros cuadrados y están firmadas por el artista Arno Coenen, quien se impuso a una decena de candidatos internacionales en un concurso ad hoc.
Ese trabajo utiliza la última tecnología digital 3D, parecida a la que se emplea en las mejores películas de animación, para crear un colosal dibujo de 1,47 terabytes que lleva por título Hoorn des Overloeds (Cuerno de la Abundancia) y representa los productos típicos de un mercado: pescado, frutas, verduras, flores, etc.
Popularmente se lo conoce como la Capilla Sixtina de Rotterdam y posiblemente sea la obra artística más grande del mundo.
Una de las cosas más sorprendentes del Markhat es que se asienta sobre lo que antaño fue un pueblo del siglo XIV que quedó enterrado bajo el pólder de Westnieuwland y que, a su vez se erigió sobre una aldea medieval (del siglo X, para ser exactos) llamada Rotta, el Róterdam primigenio, cuyo nombre derivaba del ya desecado río Rotte.
Sus restos están a 7 metros de profundidad y fueron hallados durante las obras de construcción, que sobre la marcha alteraron un poco sus planes para dejarlos a la vista del público junto a las escaleras centrales.
El curso fluvial se cegó a finales del siglo XIX para construir una estación que en los años noventa del XX fue transformada en un túnel. Después, el inmueble quedó al descubierto pasando a ser la sede de un mercado al aire libre y, como en esta ciudad siempre le están dando vueltas y vueltas de tuerca a su arquitectura, surgió la idea de lo que hoy ya es uno de sus iconos más exitosos.
Vía: Markthal Rotterdam
Descubre más desde La Brújula Verde
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.