Uno de los yacimientos arqueológicos más asombrosos e importantes del mundo es la ciudad de Dura Europos, debido a que tras su abandono en 257 d.C. jamás se construyó nada sobre ella, quedando las estructuras antiguas a la vista y conformando un excelente campo de investigación para los arqueólogos.
Numerosos templos, muros decorados, inscripciones, equipamiento militar y tumbas fueron estudiados rigurosamente, hasta que fue desgraciadamente demolida y arrasada por ISIS recientemente.
Dura Europos era una fundación helenística posteriormente ocupada por los partos y por los romanos a orillas del Eúfrates, en la actual Siria cerca de la localidad de Salhiyé. Fue conquistada por los romanos definitivamente en 165 d.C. después de varios intentos anteriores.
Éstos la usaron como punto de partida para la conquista de los territorios de Osroena (Edesa), una región de la actual Turquía fronteriza con Siria, y para sus campañas contra el Imperio Parto.
Quedó destruída y abandonada tras el asedio sasánida del año 257 d.C., quienes esclavizaron a los supervivientes de la población, que en aquel momento alcanzaba los 5.000 habitantes, y mantaron a todos los soldados romanos.
Durante este asedio se produjo la que quizá es la primera batalla subterránea que haya sucedido en la historia. No existen registros escritos del asedio, pero los arqueólogos descubrieron evidencias sorprendentes de la manera en que se llevó a cabo.
El monarca sasánida Shapur I se dió cuenta de la dificultad de penetrar las murallas de la ciudad y, al igual que haría el Sultán Baibars mil años después en el Crac de los Caballeros, decidió emplear una estrategia diferente.
Ordenó a sus ingenieros socavar la que los arqueólogos conocen como Torre 19, al norte de la Puerta de Palmira. De modo que comenzaron a cavar un túnel para llegar hasta los cimientos de la torre y hacerla caer. Cuando los defensores romanos se percataron de la grave amenaza, comenzaron a cavar su propio túnel en dirección opuesta. El objetivo era sorprender a los persas, interceptarles y atacarles antes de que pudieran terminar el trabajo.
Los persas llevaban ya muchos metros de galerías excavadas bajo los muros en el momento en que los romanos derribaron las últimas rocas de la suya y se encontraron con los ingenieros sasánidas. Allí mismo comenzó al momento una batalla que se decantaría del lado atacante, más numeroso en fuerzas e inventiva. Porque lo que los persas hicieron fue prender fuego en la boca del túnel romano, de modo que cuando los defensores al otro lado vieron salir el humo inmediatamente sellaron el túnel, dejando atrapados y abandonados a su suerte a sus propios soldados bajo tierra.
Lo que ocurrió después no se conoce. Pero el hecho es que bajo los túneles de la Torre 19 los arqueólogos hallaron los esqueletos de un soldado persa y de 20 romanos. Las monedas romanas que se encontraron junto a estos restos son las que permitieron datar la fecha de la batalla en el 257 d.C.
Una de las teorías que manejan los investigadores es que los persas usaron armas químicas para producir un tipo de humo venenoso, quemando cristales de azufre embadurnados con betún. Como el túnel romano discurría por encima del sasánida, el humo habría subido buscando una ruta de escape, y los defensores al percatarse del peligro habrían preferido sellarlo antes que arriesgarse a perecer a causa del veneno.
Sin embargo, el contraataque romano tuvo éxito, los persas abandonaron la idea de demoler la Torre 19 y se centraron en la Torre 14, más al sur del muro occidental. En esta ocasión si consiguieron llegar hasta los cimientos, haciendo que comenzase a ceder. Una vez más, las contramedidas romanas evitaron el colapso mediante la colocación de un contrafuerte.
Los persas cambiaron entonces de estrategia, y en lugar de intentar minar las torres decidieron excavar un tercer túnel que pasase bajo los muros de la ciudad. Mientras tanto atacaron las murallas con rampas para desviar la atención de los defensores. Y funcionó, poco a poco los persas fueron penetrando en la ciudad por el túnel mientras las fuerzas defensoras se concentraban en las rampas. El fin de Dura Europos había llegado.
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