Los españoles festejamos este 2016 como el año de Cervantes y los británicos hacen otro tanto con Shakespeare, habida cuenta que ambos escritores fallecieron el mismo día, un 3 de mayo de 1616 (en realidad el segundo fue el 23 de abril, según el calendario juliano vigente entonces en Inglaterra, pero no importa para el tema que nos ocupa).
El caso es que el escritor de Strafford-upon-Avon forma pareja con el de Alcalá en la cima de la literatura universal y nos ha hecho reir, llorar, temblar, vibrar, emocionarnos y aplaudir con su espléndida producción teatral, de la que sobresalen títulos clásicos de la tragedia como Hamlet, MacBeth, El rey Lear, Julio César, Romeo y Julieta u Otelo, de la comedia como El mercader de Venecia, El sueño de una noche de verano, La tempestad o La fierecilla domada, y de carácter histórico como Enrique V o Ricardo III, entre otras muchas.
La figura de Shakespeare está estrechamente vinculada al Globe Theatre porque allí actuaba habitualmente la compañía teatral Lord Chamberlain’s Men, de la que el escritor formaba parte. Sin embargo, dicha compañía dio sus primeros pasos en otro foro: el Curtain Theatre, que a pesar de lo apropiado del nombre no se llamaba así por tener telón sino por el lugar donde se ubicaba, Curtain Close (en el actual barrio londinense de Hackney) y que abrió sus puertas en 1577.
En The Curtain Theatre fue donde Shakespeare estrenó Romeo y Julieta (1597) y Enrique V (1599), obra esta última en la que aparece mencionado el propio teatro. Después, los Lord Chambelain’s Men se trasladaron a The Globe dejando su sitio a otras compañías. Pero no acabó ahí la historia del Curtain, por supuesto. Y no siempre fue una historia artística, pues también sirvió de decorado para algo mucho más mundano como un duelo: en 1598 el dramaturgo y poeta Ben Jonson mató en uno al actor Gabriel Spencer en el vecino Hogsden Fields. Jonson se libró de la horca por poco, pero el teatro quedó ligado para siempre con aquel lance.
Las representaciones continuaron hasta 1622 y, a partir de 1627, no se vuelve a saber del Curtain más allá de la placa actual que indica su ubicación. Al menos así fue hasta 2012, cuando se anunció que un equipo de arqueólogos del MOLA (Museum of London Archeology) habían hallado partes del edificio en el barrio de Shoreditch durante unas excavaciones ad hoc: concretamente el patio y unas paredes de ladrillo que miden hasta metro y medio de altura. Fruto de esos trabajos ha sido descubrir que el teatro no tenía forma rectangular, como se creía, sino octogonal.
Durante los trabajos se han sacado a la luz diversas piezas y objetos, tales como un peine de hueso que probablemente fue utilizado por algún actor y, lo más sorprendente, una especie de silbato de cerámica que los expertos consideran que se utilizaba para crear efectos de sonido; en concreto, el silbido de los pájaros a los que, por ejemplo, aluden los protagonistas de Romeo y Julieta en la escena quinta del acto tercero.
Sería interesante averiguar qué más efectos especiales usaban los montajes teatrales shakesperianos y quizá lo sepamos dentro de un tiempo, pues los trabajos de excavación van a continuar. Mientras, paralelamente y siguiendo la moda, el MOLA abre al público el acceso al yacimiento (los viernes hasta el 24 de junio) y exhibe lo ya encontrado en un improvisado centro cultural in situ.
Fuentes
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