El 15 de mayo de 1940 los Países Bajos se rendían oficialmente al ejército alemán. Sin embargo numerosos barcos de su armada continuaron la lucha durante toda la contienda, algunos porque en aquel momento estaban destinados en la Indias Orientales Holandesas y otros porque consiguieron escapar a Inglaterra.
En Londres la Armada holandesa estableció su cuartel general, desde donde se dirigían las operaciones de sus buques en todos los teatros de la guerra, empezando por la evacuación de Dunkerque.
Uno de estos barcos holandeses era el Abraham Crijnssen, un dragaminas con base en Surabaya (hoy uno de los principales puertos de Indonesia). El avance marítimo japonés, que culminó con la batalla del Estrecho de la Sonda el 1 de marzo de 1942, forzó a todos los navíos holandeses a retirarse buscando refugio en puertos australianos. El propio comandante de las fuerzas aliadas, Karel Doorman, que era holandés, falleció durante la batalla.
El Abraham Crijnssen salió de Surabaya acompañado de otros tres buques, pero por razones desconocidas terminó perdido y aislado en el trayecto hacia Australia. Con la flota japonesa patrullando las aguas próximas, al capitán se le ocurrió que la única posibilidad que tenían de sobrevivir era camuflar el barco, ya que no contaban con armamento suficiente para defenderse. No solo eso, camuflarlo para que pareciese una pequeña isla. Un navío que tenia 56 metros de largo.
Cortaron grandes ramas en un islote cercano y pintaron el casco en tonos que se asemejaban a las rocas y los acantilados. La idea era permanecer cerca de la costa durante el día provocando una ilusión óptica, de modo que de lejos el barco pasase desapercibido contra la vegetación, y viajar de noche.
Y funcionó, lograron esquivar a los destructores japoneses que patrullaban las más de 18 mil islas indonesias en busca de los restos de la flota holandesa. Tardaron ocho días en completar el trayecto hasta Australia, y el Abraham Crijnssen fue el último barco que logró escapar de los japoneses en las Indias Orientales Holandesas.
Formando parte ya de la Royal Navy australiana, y con tripulación británica, el barco volvió al servicio el 28 de septiembre de 1942, haciendo las funciones de escolta antisubmarina y apoyando a los submarinos holandeses que operaban en la zona.
Un año más tarde volvió a la armada holandesa, y terminó su periplo en la guerra limpiando de minas el puerto de Kupang, a tiempo para la llegada del contingente australiano que aceptaría la rendición japonesa de Timor. Fue retirado del servicio en 1960 y destinado a labores de entrenamiento. En 1995 lo adquirió el Museo Naval Holandés, donde hoy puede visitarse.
Descubre más desde La Brújula Verde
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.