Arqueólogos descubrieron en 2016 los restos de la fábrica de cerveza más antigua conocida en China, tras sacar a la luz una serie de vasijas de cerámica y otros objetos como embudos, ollas y jarras, que contienen residuos de la bebida que datan de hace unos 5.000 años.
El descubrimiento se produjo en el yacimiento arqueológico de Mijiaya en el norte de China. Los recipientes estaban en fosas que datan de entre el 3400 y el 2900 a.C. En ellos un débil residuo químico reveló su auténtica función. También se hallaron evidencias vegetales de granos utilizados como ingredientes para la fermetación de la bebida.
Los residuos fueron analizados por un equipo de la Universidad de Stanford, que halló lo que han calificado como una sorprendente receta para fabricar cerveza, en la que se incluía sorgo de mijo, cebada, lágrimas de Job y tubérculos.
El hecho de encontrar cebada indica, según los investigadores, una mezcla de tradiciones china y occidental, ya que es el único ingrediente que no procede de China sino de longitudes mucho más al Oeste.
Lo que no han conseguido determinar es la proporción en que se empleaba cada ingrediente. Pero si han podido aventurar como sería el sabor de esta curiosa cerveza: un poco amarga y un poco dulce. El sabor amargo procedería de los cereales fermentados, mientras que el dulce procedería de los tubérculos.
Las vasijas halladas se habrían usado para la filtración y el almacenamiento, así como el malteado y la maceración. Una especie de estufa también apareció entre los objetos, y los investigadores creen que se usaba para descomponer los carbohidratos en azúcar.
La técnica utilizada sería prácticamente la misma que se usa hoy en día para fabricar cerveza, en un proceso que habría cambiado muy poco en milenios. Incluso piensan que la cebada llegó a China en primer lugar como ingrediente para fabricar bebidas alcohólicas, y solo mucho más tarde se le dió otro uso agrícola.
Habrían sido las élites dominantes en la zona quienes habrían introducido su uso, como ingrediente exótico que habría tenido un papel de reafirmación de la jerarquía social, del mismo modo que ya ocurría en el antiguo Egipto.
El estudio se publicó en Proceedings of the National Academy of Sciences.
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