La distancia a la que las personas viven con respecto al ecuador de la Tierra puede influir en su presión arterial, según sugiere un nuevo estudio realizado en Chile. Los investigadores encontraron que los chilenos que viven más alejados del ecuador tienen una presión arterial mayor que los que viven más cerca de la latitud cero.

El estudio encontró también que hasta un 37 por ciento de aquellos que viven las latitudes más meriodionales del país tienen una presión arterial tan alta como para considerarlos hipertensos. Mientras, solo un 29 por ciento de los que habitan latitudes septentrionales estarían en la misma situación.

Los resultados se publicaron hace unos días en American Journal of Epidemiology, donde los científicos explican que eligieron Chile para la realización del estudio porque es el país más largo del mundo, con unos 4.250 kilómetros de norte a sur, pero también porque posee una población étnicamente homogénea y similar en todo su territorio. Ello permitió examinar a individuos de características similar en un amplio rango de latitudes.

Esta conexión entre presión arterial alta y mayor latitud se mantuvo incluso cuando se tomaron en cuenta aspectos socieconómicos y de calidad de vida, que también podrían influir en la presión. Estos factores incluyen la edad, el sexo, el tabaquismo, los ingresos económicos, el consumo de sal, frutas y vegerales, alcohol, actividad física y problemas de salud como diabetes.

Se analizaron datos de 4.600 adultos con el fin de evaluar el impacto de la latitud geográfica, la radiación solar y la temperatura sobre la presión arterial. Se halló que la presión sistólica de los habitantes del sur del país era, de media, cinco milímetros de mercurio (mmHg) más alta que la de los que viven en el norte. Sin embargo, no se encontró que la radiación solar o la temperatura tuvieran una influencia tan decisiva como la latitud.

Entre las personas que participaron en el análisis se pudo establecer que por cada grado en que se incrementaba la latitud la presión sistólica se crecía en 0,1 mmHg. Las razones de esta influencia de la latitud son todavía desconocidas. Una de las causas que se barajan es que la radiación ultravioleta directa disminuye la presión arterial, incrementando la liberación de óxido de nitrógeno, lo que ayudaría a la dilatación de los vasos sanguíneos. Otra de las razones podría ser que vivir más cerca del ecuador supondría una estilo de vida más activo y una dieta más saludable.


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