La República de Salé fue una ciudad-estado que existió como entidad independiente entre los años 1627 y 1668. Situada en la desembocadura del río Bou Regreg en Marruecos, comprendía el área costera de las actuales ciudades de Salé y Rabat, situadas a ambas orillas del río. Fundada por moriscos procedentes de Hornachos (Badajoz), durante su corta existencia en el siglo XVII fue dirigida por corsarios que se dedicaban a la piratería y a la trata de esclavos.

Sus origenes hay que buscarlos a principios del siglo XVII, cuando anticipándose al decreto de expulsión de los moriscos de España por Felipe III en 1609, unos 3.000 de ellos abandonan la localidad pacense de Hornachos dirigiéndose a Salé. Allí se instalan en la antigua Medina de Rabat, al otro lado del río, desde donde comienzan a imponerse a la población local y comienzan sus actividades en el Mediterráneo y el Atlántico.

En 1624 el holandés Jan Janszoon (también conocido como Murat Rais el Joven) es nombrado primer presidente de la República de Salé. Janszoon era famoso por ser uno de los piratas más sanguinarios de la época, miembro de un grupo variopinto que se dedicaba a saquear las costas de España, Portugal, Francia, Inglaterra, e incluso se dice que llegó a atacar Islandia.

Rabat visto desde Salé / foto Aleksasfi en Wikimedia Commons

Janszoon abandona el lugar tres años más tarde y los moriscos deciden declararse independientes del Sultanato de Marruecos. La república estará a partir de entonces regida por un consejo de 16 miembros que nombra anualmente un gobernador. En los primeros años (hasta 1630) la república es controlada por los Hornacheros de lengua castellana. Pero la creciente población no hornachera se rebela en ese año y fuerza el acuerdo para que los puestos del consejo se repartan de manera equitativa entre hornacheros y no hornacheros, quienes reciben el nombre de Andaluces.

Mapa de la república / foto Omar-Toons en Wikimedia Commons

En su cenit la república contaba con una flota de cuarenta barcos que utilizaba embarcaciones típicas de la época, pero también desarrollaron su propia nave, el jabeque, modificando un tipo de barco pesquero que tenía gran maniobrabilidad y, al poseer remos, podía sortear los bancos de arena de la desembocadura del río.

En 1631 los hornacheros proponen entregar la república a la monarquía española de Felipe IV y redactan un tratado que hacen llegar el duque de Medina Sidonia para que se lo traslade al rey. En él ponen como condición que se les deje retornar a Hornachos y que la Inquisición no les castigue, entre otras cosas, a cambio de lo cual se compromenten a entregar la fortaleza de Salé con sus 68 cañones a una compañía militar española de 100 hombres.

Jan Janszoon, cuadro de Pier Francesco Mola / foto dominio público en Wikimedia Commons Crédito: Dominio público / Wikimedia Commons

Hubo negociaciones pero fracasaron, principalmente por las disputas internas y la intervención de Inglaterra en apoyo de una de las facciones indígenas. Al final, ya en 1668, el Sultán de Marruecos recuperó el control de la ciudad y la república de Salé desapareció para siempre. Eso sí, la actividad corsaria se mantuvo, aunque con menor intensidad.

Los hornacheros se dispersaron por otras ciudades marroquíes y diluyéndose poco a poco entre la población local, donde todavía se pueden rastrear apellidos como Carrasco, Palomino, Blanco, o Medina.

Daniel Defoe menciona a los corsarios de Salé en el comienzo de su libro Robinson Crusoe, cuando el protagonista es capturado cerca de las Islas Canarias y ha de pasar dos años cautivo en Salé.

Dos de los hijos de Jan Janszoon, Anthony y Abraham van Salee, emigraron a Nueva Amsterdam (hoy Nueva York) a finales del siglo XVII. Entre sus descendientes se encuentran la familia Vanderbilt, Jacqueline Kennedy y Humphrey Bogart.


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