En el Egipto de los faraones, la Barca Solar era una nave de carácter ceremonial -funerario sobre todo- que, como indica su nombre, estaba asociada al mito del ciclo solar y, en consecuencia, ligada al dios Ra. Esa embarcación estaba destinada a trasladar al difunto -que, por supuesto y dado su coste, era un rey- en su último viaje hacia el más allá, en un trayecto igual que el que hace el astro rey desde la aurora hasta el ocaso. Un primer tramo se hacía a bordo de una embarcación llamada mandyet pero luego, al entrar en el mundo subterráneo, usaba otra conocida como mesektet.
Lamentablemente, este tipo de barcos eran de madera, un material demasiado endeble para soportar bien el paso de los milenios, razón por la que apenas se han encontrado unos pocos ejemplares. El más espectacular es el del faraón Keops, que ha sido restaurado y se exhibe en un pabellón levantado ad hoc detrás de la Gran Pirámide. Sin embargo, de un tiempo a esta parte han aparecido los restos de otras naves. De una, descubierta en Abusir, dimos cuenta el pasado mes de febrero en otro post; asimismo, también reseñamos que los arqueólogos hallaron otra en Giza, en 1954, que se estaba restaurando para exponerla junto a la de Keops.
Pues bien, días atrás volvió a ocurrir. Esta vez fue durante unas excavaciones en Elefantina, una isla situada en la mitad del Nilo, cerca de Asuán, un pedazo de tierra de 1.350 metros de longitud por 780 de ancho sobre el que se construyó un complejo monumental de varios templos más el famoso Nilómetro (un pozo escalonado para medir el nivel del cauce fluvial). En Elefantina se veneraba a una tríada divina compuesta por Satet, Anuket y, sobre todo, Jnum. Y es este último dios el protagonista de la noticia.
Porque en este caso no hablaríamos de barca funeraria de un faraón sino del dios mismo. Al parecer, los arqueólogos desenterraron un edificio que identificaron con una especie de estación de paso de la barca de Jnum durante el festival que se celebraba en su honor. Así lo cree el dr. Félix Arnold, director de campo de las excavaciones que lleva a cabo el Instituto Arqueológico Alemán. Se supone que, en su ruta mistérica, las barcas hacían paradas para descansar de una jornada a otra y se dejaban en esas estaciones, vigiladas por los sacerdotes.
Del complejo arquitectónico sólo quedan los cimientos y una treintena de bloques de piedra porque, opinan los expertos, fue desmantelado posteriormente. Se halla en el conocido Pabellón de Nectanebo II, donde ya había trabajado antes un equipo del Instituto Suizo hallando los primeros indicios, pero los bloques tienen inscripciones mucho más antiguas, de los primeros años del reinado de Hatshepsut; algo asombroso si se tiene en cuenta que es poco lo que ha sobrevivido de ese período, concentrándose la mayor parte de los restos en Karnak.
La estación tenía una cámara para albergar la barca de Jnum. Se sostiene sobre pilares donde se ve claramente la figura del dios acompañado de otros como Imi-Peref, Nebet-Menit o Min-Amón. Eso si, de la embarcación no hay rastro por ahora. ¿Será cuestión de tiempo?
Vía: Heritage Daily
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