Con la invasión alemana de Francia y el establecimiento del régimen de Vichy bajo el mariscal Pétain, Franco vio la oportunidad de recuperar para España el Oranesado, el territorio argelino con capital en Orán, que por entonces estaba bajo dominio francés.
Con la frontera del Oranesado situada a apenas 20 kilómetros de la del Marruecos español, y con una mayoría de población europea de procedencia hispana (unos 300 mil españoles frente a 100 mil franceses) parecía ideal para retomar las aspiraciones imperialistas del régimen.
En un primer momento Franco negoció el asunto directamente con Pétain, aunque dando un pequeño rodeo. En 1925 los franceses habían ocupado los montes Béni-Snassen, situados al noreste del actual Marruecos, con el fin de combatir a Abd el-Krim dentro de la alianza hispano-francesa para combatir la rebelión del Rif. Nunca devolvieron ese territorio a España, que lo reclamó en 1935. Francia aceptó la devolución, pero ésta nunca se llegó a producir a causa de la Guerra Civil. De modo que Franco empezó por reclamar el cumplimiento de ese acuerdo.
Pero Pétain se opuso, probablemente adivinando las auténticas intenciones de aquel. Entonces intervino la Falange, haciendo un llamamiento el 20 de julio de 1940 a los habitantes del Oranesado a sublevarse contra los franceses, provocando una rebelión que justificase la intervención española en defensa de los trabajadores hispanos. Inmediatamente Paul Baudouin, ministro de exteriores de Vichy, aceptó la restitución el 29 de agosto, pero solo cuando finalizase la guerra en Europa. Pero Franco no estaba dispuesto a esperar y el llamamiento a la revuelta se repitió en septiembre.
Al mismo tiempo comenzó una intensa campaña de propaganda en la que se ponía de manifiesto el supuesto maltrato que los franceses dispensaban a la población española de Orán, donde no se les permitía al parecer recibir educación en español. Todo parecía indicar, según los rumores que empezaron a circular en la ciudad, que pronto se celebraría un plebiscito para oficializar la anexión a España.
Los agentes y espias de Falange se dedicaban mientras tanto a fomentar disturbios en las calles y a distribuir la propaganda imperialista. El propio cónsul, Bernabé Toca, organizaba reuniones para informar de la inminente llegada del ejército español a la ciudad. José Manresa, sacerdote jesuita alicantino que servía como agregado del cónsul, creó la Asociación del Auxilio Social, una organización aparentemente caritativa que pronto controló todos los barrios de Orán, bajo el patrocinio del consulado.
Según los documentos policiales de los archivos nacionales franceses (que son los que dan a la operación española el nombre de Cisneros), se le creía capaz de movilizar mil milicianos. Por lo que fue expulsado de la ciudad en febrero de 1942. Desde Melilla se decicó a colaborar con el contraespionaje alemán.
Finalmente el desembarco de los aliados en noviembre de 1942 en Safi, Casablanca, Orán y Argel, dió al traste con los planes y las reinvindicaciones españolas.
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