La Karlskirche, iglesia dedicada a San Carlos Borromeo, es una de las más originales de Viena y, quizá de Europa. En primer lugar por el peculiar eclecticismo estilístico que combina una portada clásica, a la manera griega, con frontón triangular, columnas corintias y propileos de acceso, con la imponente cúpula y las torres laterales, que recuerdan la arquitectura china.
Pero, sobre todo, por las dos gigantescas columnas que flanquean la fachada, imitación de la que mandó erigir en Roma el emperador Trajano, diseñadas por Lorenzo Matielli.
El templo está situado en la parte sur de Karlsplatz y tuvo su origen en una desgracia: la epidemia de peste que asoló la ciudad en 1713. El emperador Carlos VI ofrendó erigir una iglesia si pasaba aquel azote que se había cobrado ya 8.000 víctimas, y lo haría en honor de San Carlos Borromeo, arzobispo de Milán que había afrontado heroicamente una epidemia igual en 1576, falleciendo contagiado.
Efectivamente, una vez superada la enfermedad en 1716 el emperador cumplió su promesa encargando el diseño al arquitecto Johann Bernhard Fischer von Erlach, autor también del Palacio Schönbrunn vienés, que no llegó a verla terminada y fue su hijo quien concluyó las obras en 1737.
La leyenda dice que el padre concibió el proyecto en Roma, desde lo alto del Pincio, contemplando en una misma panorámica la Basílica de San Pedro, el Panteón de Agripa y la Columna Trajana.
Los terribles tiempos de la peste quedaron reflejados en los relieves del frontón, mientras que el santo no sólo tiene una estatua corononado éste sino que capítulos de su vida se pueden ver en las dos columnas trajanas y en los frescos del interior de la cúpula (que tiene nada menos que 25 metros de diámetro), pintados por Johann Michael Rottmayr en la que fue su última obra.
En el interior, de forma oval (la cúpula también se adapata a ese contorno), destacan dos elementos por su riqueza decorativa. Uno, el altar mayor, realizado en relieves de estuco por el artista italiano Alberto Camesina y cuyo tema insiste en San Carlos Borromeo ascendiendo a los cielos rodeado por ángeles. El otro es el púlpito, tallado con flores y guirnaldas y rematado por un baldaquino con dos ángeles.
Según los cálculos, el coste de la construcción de este edificio equivaldría a casi 2 millones de euros actuales, dinero que se reunió con aportaciones de todos los territorios de los Habsburgo, ya que el edificio era un símbolo más de su poder. Eso sí, los judíos fueron obligados a colaborar en la financiación.
Como curiosidad esta fue la iglesia donde se casó, en agosto de 1933 Hedwig Kiesler, a quien el mundo conocería años más tarde una vez huida de su marido pro-nazi, como la actriz e inventora Hedy Lamarr. Hoy la iglesia es Patrimonio de la Humanidad.
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