Curiosa foto ¿no? Corresponde al submarino alemán U-118 varado en la playa de Hastings, Sussex (Inglaterra), después de la Primera Guerra Mundial. Aunque la mayor parte de la flota alemana fue recluida en la bahía de Scapa Flow, en las Islas Orcadas (Escocia), algunas unidades quedaron descolgadas y ésta fue una de ellas.
Se trataba de uno de los 329 U-boote que la Marina Imperial botó durante el conflicto para hacer frente a la superioridad naval enemiga, sólo que el U-118 llegó ya un poco tarde: construido en el astillero AG Vulcan Stettin de Hamburgo (fundado en 1851 y que aún funciona), entró en servicio el 8 de mayo de 1918 y, a las órdenes de Herbert Stohwesser, fue destinado a la flotilla de sumergibles que operaba en el Atlántico oriental. Medía 87 metros de eslora por 7 de manga y desplazaba 1.200 toneladas.
Tardó en entrar en acción. Cuatro meses nada menos, hasta que el 16 de septiembre de ese año logró hundir al vapor británico Wellington muy cerca de la costa gallega, a la altura del coruñés Cabo Villano. El 2 de octubre volvió a anotarse otra victoria mandando a pique al buque cisterna Arca frente a la isla irlandesa de Tory. Y ahí se acabó su corta carrera en activo porque Alemania solicitó un armisticio al mes siguiente, el 11 de noviembre. El definitivo Tratado de Versalles no se firmaría hasta el 28 de junio de 1919 pero el U-118 no volvió a actuar.
De hecho, en febrero de 1919 fue entregado a Francia y poco después era enviado a Scapa Flow con el triste destino de ser desguazado. Sin embargo no llegó. El 15 de abril, durante una tormenta, se rompió el cable con que era remolcado y quedó a la deriva, encallando a medio día en la citada playa inglesa de Hastings para pasmo de todos los lugareños. Todos los intentos por sacarlo de allí resultaron inútiles: ni los tractores que trataron de empujarlo de nuevo al agua ni los disparos de un destructor francés que recibió la orden de destruirlo, dado el fracaso anterior, hicieron mella en el submarino.
Como no quedaban opciones, ya que volarlo con dinamita quedaba descartado al estar muy cerca la población y especialmente un hotel lleno de turistas, durante un par de semanas el U-118 desempeñó una nueva misión, inimaginable meses atrás: convertirse en una atracción turística. Miles de personas acudían a verlo y el Ayuntamiento empezó a cobrar una entrada por permitir subir a su cubierta, dinero que se destinaba a financiar el regreso de los soldados británicos desde el frente.
Pero entonces pasó algo inospechado. Los dos guardacostas encargados de mostrar el interior de la nave a los curiosos enfermaron repentina y simultáneamente, empeorando su estado de forma progresiva hasta el punto de que ambos fallecieron en poco tiempo. Nunca se supo cuál había sido la causa exacta; se habló de la descomposición de la comida de a bordo y de la liberación de cloro gaseoso procedente de las desgastadas baterías.
Ello obligó a prohibir subir al barco y lo más que se pudo hacer a partir de entonces fue fotografiarse junto a él. Finalmente, el U-118 cumplió su destino y acabó desguazado in situ a finales de 1919, dejando tras de sí algunos elementos: el cañón de cubierta (150 mm), por ejemplo, permaneció en la playa un par de años más y de vez en cuando aparecían piezas sueltas entre la arena. Una pistola que encontraron los niños del pueblo cuando entraron por primera vez a su interior aún se conserva en la pared de un pub local.
Algo debe tener la costa de Hastings porque, por increíble que parezca, en 1921 se repitieron los hechos al encallar muy cerca (en Bulverhythe) otro sumergible germano, el UB-131. Era más pequeño y no había llegado a hundir ningún buque. Tampoco hay detalles ni fotos de lo que pasó con él.
Descubre más desde La Brújula Verde
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.