Los museos concebidos como galerías de arte, cuyo origen puede rastrearse hasta el siglo XVII, nacieron como medio de recoger las creaciones artísticas y ponerlas a disposición del público. El primero en abrir sus puertas fue el Ashmolean de Oxford en 1683, y le seguirían el Museo Británico y el Louvre ya en el siglo siguiente.

Desde entonces los museos de todo el mundo han acumulado grandes colecciones de arte. Sin embargo, solo una pequeña parte de esas colecciones se expone para disfrute de los ciudadanos. En Quartz han hecho una peculiar investigación que arroja un poco de luz sobre los porqués de esta situación.

Los resultados son muy significativos y suscitan cuestiones sobre cual es la función de un museo, la conservación o la difusión. Si tenemos en cuenta que los principales museos del mundo solo exhiben alrededor de un 5 por ciento de su colección, parece bastante claro que su interés primordial es el estudio y la conservación. De hecho compran grandes cantidades de obras que no tienen intención de exhibir nunca.

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De la investigación se obtienen datos curiosos, como por ejemplo que la mitad de las obras de Picasso no están expuestas y permanecen en los almacenes de los grandes museos. Igual suerte tiene Kandinsky. Monet y Cézanne cuentan con un balance de obras expuestas algo mayor. Pero llama la atención, por ejemplo, que en ningún museo del mundo se pueda contemplar una obra de Egon Schiele. Están todas almacenadas.

Evidentemente una de las causas principales es la falta de espacio. Ningún museo cuenta con suficiente espacio para exponer al mismo tiempo toda su colección. Una posible solución sería vender esas obras que nunca se exponen a otros museos más pequeños. Seguro que muchas pequeñas galerías estarían interesadas en poder exponer alguno de los 30 picassos que el MoMA no exhibe. Pero aquí también entran en juego otros factores, como que muchas instituciones tienen prohibido vender obras si no es para comprar otras, lo cual no parece una buena solución. O que muchas de las obras han sido donadas al museo con la condición de no venderlas nunca jamás.

Esto ha dado como resultado que los grandes museos hayan ido acumulando en sus almacenes ingentes cantidades de obras que no pueden exponer. En los museos más modestos esto no ocurre, principalmente porque el coste de tener una obra de arte almacenada es algo que no se pueden permitir.

Una de las soluciones pasa por digitalizar las obras y publicarlas online. Y, según Quartz, algunos de los 48 museos analizados así lo hacen, subiendo a la red una parte de sus colecciones almacenadas. Navegar por la web de un museo no sustituye la experiencia de contemplar las obras in situ, pero mejor eso que nada.


Fuentes

Quartz.


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