Desde que el hombre es capaz de escuchar más allá de nuestro planeta se han detectado múltiples sonidos, ondas de radio que viajan a través del Universo y llegan hasta nosotros. En la mayoría de ocasiones se puede dar una explicación lógica y razonada para esas señales. Pero en muchas otras no. De hecho, todavía quedan muchas sin explicación, recibidas a lo largo de los últimos cien años.

Una de éstas fue la Señal Wow!, recibida el 15 de agosto de 1977 a las 23:16 horas por el radiotelescopio Big Ear de Ohia (que por cierto ya no existe). Procedía de algún lugar en la zona oeste de la constelación de Sagitario y tenía una intensidad treinta veces superior al ruido de fondo del Universo.

Nadie escuchó la Seña Wow! sino que fue detectada durante unos 72 segundos e impresa por la computadora en papel. Algunos días después, revisando los registros, el profesor Jerry Ehman se la encontró y anotó en el papel el Wow! que le ha dado nombre. La secuencia de la señal fue 6EQUJ5 y nadie sabe lo que era ni de donde venía exactamente.

El Radiotelescopio Big Ear fue desmantelado en 1998 para construir en su lugar un campo de golf y viviendas
El Radiotelescopio Big Ear fue desmantelado en 1998 para construir en su lugar un campo de golf y viviendas

Hasta ahora, porque Antonio París, un profesor de astronomía del St. Petersburg College de Florida, afirma que la señal pudo ser originada por el paso de uno o dos cometas. Estos cometas no eran conocidos cuando se recibió la señal, ya que fueron descubiertos en la última década, pero su órbita y posición en 1977 era ciertamente muy cercana al lugar del que la señal parecía proceder.

Que posteriores observaciones de la misma zona no produjesen ningún resultado llevó a París a pensar que los culpables podrían haber sido los cometas 266P/Christensen y P/2008 Y2 (Gibbs). Además la señal se observó a una frecuencia de 1420 MHz, precisamente la frecuencia usada por el telescopio para observar el hidrógeno neutral, que puede emitir a esa longitud de onda. Según París, los dos cometas liberan un montón de agua, y los rayos ultravioleta del Sol rompen esas moléculas liberando hidrógeno.

Otros investigadores no lo tienen tan claro. Piensan que los cometas tendrían que haber liberado una cantidad significativa de hidrógeno como para producir una señal de la intensidad de la Wow!. James Bauer, del Jet Propulsion Laboratory de Pasadena cree que si los cometas pudieran ser visibles a una longitud de onda de 21 centímetros, que es a la que se detectó la señal, ya habríamos detectado muchos más.

Paris tendrá ocasión de comprobar su teoría cuando el 25 de enero de 2017 el cometa 266P/Christensen vuelva a pasar por la misma región del espacio. Y de nuevo el 7 de enero de 2018 cuando lo haga el segundo cometa.


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