No sabemos muy bien por qué los pingüinos se llaman pingüinos. La etimología es bastante incierta. Hay quien opina que puede derivar del latín pinguis, que significa grasa, o del gaélico pen gwyn, que significa cabeza blanca.

El caso es que el nombre pingüino fue el que dieron los navegantes europeos al Alca Gigante (Pinguinus impennis), cuando se la encontraron en el Atlántico norte. Hoy el Alca Gigante ya no existe, se extinguió a finales del siglo XIX.

Era un ave no voladora que tenía sus regiones de cría en las costas norteñas del océano Atlántico, emigrando en ocasiones muy al sur, hasta Florida e incluso Gibraltar.

Mayo y junio eran la época de cría, dibujo de Heinrich Harder / foto dominio púplico en Wikimedia Commons

La denominación de gigantes les viene de su altura, que podía alcanzar hasta un metro. Eran muy buenas buceadoras y cazadoras de peces.

Desde su descubrimiento sufrieron una intensa persecución y caza. Los marineros solian parar durante sus travesías para aprovisionarse de su carne y sus enormes huevos. Además de no poder volar parece que eran en exceso confiadas, caminaban con dificultad y se dejaban capturar fácilmente, sobre todo en mayo y junio, que era la época de cría. Para finales del siglo XVI ya no quedaba ninguna en la Europa continental.

Las primeras alcas gigantes fueron descubiertas en el siglo XVI en un bloque de granito rosado de 200 metros cuadrados que emergía sobre el océano al norte de Terranova. En primavera miles de aves se agolpaban allí: alcatraces, araos y alcas gigantes. Tantas que se le dió el nombre de Isla de las Aves. Pero pronto sufrieron tal persecución y cacería que en pocos años no quedó ninguna. Hoy la isla recibe el nombre de Isla de Funk.

Siguieron siendo abundantes en la isla de Geirfuglasker en Islandia, un lugar de dificil acceso controlado por las iglesias cercanas de Kyrkjevogr y Utskála, que cobraban a los que querían cazar alcas allí. Eso las mantuvo a salvo durante un tiempo. Hasta que la mala suerte se cebó con el Alca Gigante y un terremoto hizo desaparecer la isla bajo las aguas en 1830.

Situación de la Isla de Geirfuglasker, en Islandia / foto dominio público en Wikimedia Commons

Siendo cada vez más rara los coleccionistas se lanzaron a por ellas, pagando cantidades cada vez mayores por una piel o un ejemplar disecado. El último refugio de las Alcas fue la isla de Eldey, cerca de la desaparecida Geirfuglasker. Parece que el último ejemplar vivo fue visto en Terranova en 1852.

Cuando los navegantes y exploradores del hemisferio Sur y los mares antárticos empezaron a encontrarse con otro tipo de aves no voladoras, los pájaros bobos, las llamaron también pingüinos, porque se parecían mucho al Alca Gigante. Sin embargo pertenecen a familias completamente distintas.

Se han hallado huesos de alca gigante en yacimientos arqueológicos de Dinamarca, Suecia, España, Italia y Gibraltar, entre otros. También en una tumba de Canadá aparecieron más de cien picos, así como en algunos yacimientos paleolíticos europeos.


  • Comparte este artículo:

Descubre más desde La Brújula Verde

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Something went wrong. Please refresh the page and/or try again.