El pasado año 2015 ha sido prolífico e interesante desde el punto de vista geopolítico, con todas las miradas puestas en los conflictos de Siria, Ucrania y el autodenominado Estado Islámico.
Pero también ha habido eventos menos difundidos a través de los medios de comunicación.
Algunos no pasaron de ser pequeñas anécdotas, pero todos merecen nuestra atención. Por ejemplo, las diferentes proclamaciones de independencia o los intentos de que fuimos testigos.
1. República Libre de Liberland
En abril se declaró en la región de Eslavonia, entre la frontera de Croacia y Serbia, una nueva nación llamada República Libre de Liberland, aprovechando el territorio de Gornja Siga en disputa entre ambos países en la margen oeste del Danubio. El artífice fue un checo llamado Vit Jedlicka.
Este territorio no es más que una pequeña parcela entre las muchas fronterizas cuyo estatus político no está demasiado claro. Al parecer a las pocas semanas ya tenían más de 20 mil solicitudes de ciudadanía. Para poder acceder a ella es requisito imprescindible no tener un pasado nazi, comunista o extremista. Ni Croacia ni Serbia se pronunciaron sobre el asunto, aunque sí lo hizo el ministro de exteriores egipcio, que desaconsejó a sus ciudadanos mudarse al nuevo estado.
Algunos meses más tarde Liberland se ofreció para acojer a los refugiados sirios rechazados por otros países.
2. Reino de Enclava
Tomando como ejemplo Liberland, al mes siguiente un grupo de ciudadanos polacos declaró el Reino de Enclava, en lo que ellos afirman ser territorio neutral entre Eslovenia y Croacia, cerca de la localidad de Brezovica. Al ser expulsados por el gobierno esloveno, se mudaron a terrenos cercanos a Liberland, donde volvieron a declarar el estado independiente.
Enclava afirma contar con 134 ciudadanos en un estado donde cualquiera, sin importar el color de su piel, religión o nacionalidad, puede expresar sus opiniones, estudiar gratis y ganar dinero sin preocuparse de los impuestos. El sistema de gobierno es la monarquía constitucional y su primer jefe de estado es Enclav I. Tienen hasta página web.
3. Principado de Nueva Atlántida
En junio un empresario búlgaro declaró el Principado de Nueva Atlántida en una balsa de rocas volcánicas flotante en aguas internacionales cerca de Nueva Zelanda, generada por una erupción submarina en 2012.
Vladimir Yordanov Balanov, que ni siquiera se personó en el lugar ni consta que lo haya visitado nunca, intentó convencer al gobierno búlgaro de anexionarse la roca, y ante la indiferencia de aquel decidió actuar por su cuenta.
La lava, situada en el Pacífico Sur, tiene una extensión de más de 26 mil kilómetros cuadrados (en comparación, un poco más pequeña que Haití o Bélgica). También tienen página web oficial.
4. Islas Cook
En mayo las Islas Cook se plantearon pedir la independencia, pero se toparon con un inconveniente: los niños perderían su nacionalidad neozelandesa. Y desde Nueva Zelanda se les advirtió que también perderían su derecho a trabajar en el país.
Ahora mismo las islas son un estado libre asociado a Nueva Zelanda, con su propio parlamento, pero con la defensa y la representación internacional delegadas.
5. República de Logone
A finales de año un lider musulmán rebelde de la República Centroafricana declaró el estado autónomo de la República de Logone en el noreste del país.
La intención de Nourredine Adam era en un principio conseguir la autonomía para buscar después la independencia, alegando como causas el abandono del norte por el gobierno y la marginación de los musulmanes.
Al final parece que todo quedó en una táctica para obligar al gobierno a negociar.
6. Estados Cristianos de Fiji
El gobierno de Fiji acabó con los líderes de los dos estados que se declararon independientes en 2014 en la isla de Viti Levu: el Estado Cristiano Soberano de Nadroga-Navosa y el Estado Cristiano Soberano de Ra.
Estos movimientos secesionistas tienen su principal apoyo en Australia, donde opera el Movimiento Democrático de Fiji.
Los independentistas son mayoritariamente indígenas que usan el término cristiano para definir su propuesta de estado por oposición al creciente poder político de la minoría musulmana.