La paleoantropología continúa esa vertiginosa carrera sin paradas que la caracteriza y hace que los conceptos y cronologías que manejamos sobre la Prehistoria cambien periódicamente, como si también estuvieran inmersos en un proceso evolutivo. Cada cierto tiempo -progresivamente con mayor frecuencia- aparecen nuevos restos que arrojan luz sobre nuestros ancestros y, al mismo tiempo, complican más las cosas para los científicos. El último caso ha tenido lugar en China, si bien no se trata de un hallazgo físico sino del resultado de una investigación sobre huesos anteriores.
Concretamente, los encontrados en Maludong, en la provincia sureña de Yunnan, en 1989. Ha llovido bastante desde entonces y esas piezas óseas ya estaban clasificadas con nombre propio –Hombre de Ciervo Rojo, por la cueva donde aparecieron- e incluso datadas, con una edad de 14.000 años. Entonces se pensaba que su dueño no era más que un hombre primitivo pero moderno. En cambio, un cuarto de siglo después se ha realizado un nuevo estudio sobre un fragmento de su fémur y se ha llegado a la conclusión de que la morfología apunta a una especie mucho más arcaica de lo que se pensaba.
En otras palabras, el Hombre de Ciervo Rojo se retrotraería bastante atrás en el tiempo y si la datación le sitúa hace sólo 14.000 años es porque su especie se las arregló para sobrevivir al paso de los milenios. En tal caso, podría haber compartido hábitat con otras cuatro especies de humanos: los actuales, los neandertales, los floriensis indonesios y los denisovanos siberianos.
«El entorno único y el clima del suroeste de China, como resultado de la elevación de la meseta del Tíbet, pueden haber proporcionado un refugio para la diversidad humana, tal vez con grupos premodernos que llegaron a sobrevivir hasta muy tarde», explicó el profesor Ji Xueping, del Instituto de Arqueología de Yunnan, miembro del equipo de investigación que dirige Darren Curnoe, de la Universidad australiana de Nueva Gales del Sur.
Según estos expertos la forma larga y fina del hueso lo sitúa próximo a Homo habilis y Homo erectus, dos especies bastante más primitivas que vivieron en un lapso de tiempo entre 1,5 millones y 70.000 años atrás. Una diferencia de edad importante respecto al Hombre de Ciervo Rojo que, sin embargo, logró vivir hasta hace relativamente poco, hasta la última Edad del Hielo. Se apunta a que quizá el aislamiento lo hizo evolucionar de forma distinta, morfológicamente hablando: un superadaptación al medio tropical que le confirió estatura y peso modestos.
Hay que recordar que el estudio incluye una comparación de ese fragmento de hueso con los restos óseos (cráneos y dientes) hallados en 1979 en la cueva de Longlin, en la región de Guangxi, con los que guarda bastante parecido. La conclusión , en principio, es que se trata de la misma especie, híbrida, con rasgos modernos y arcaicos a la vez. Claro que Curnoe pide prudencia y recuerda que hay que esperar a tener más huesos para refrendar el trabajo, que se ha publicado en la revista PLOS One.
Vía: IFL Science!
Más información: PLOS One
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