En 1981 a alguien se le ocurrió en American Airlines que podía ser buena idea vender billetes de avión que permitiesen a sus propietarios volar gratis, en cualquier avión de la compañía, en cualquier parte del mundo, durante toda su vida.
El precio de estos pases, que se llamaron AAirpass, no era precisamente barato. Costaban 250.000 dólares de la época, que actualmente serían unos 640.000. Estaban pensados para ser adquiridos por grandes empresas con empleados que necesitasen viajar mucho, o por empresarios acaudalados que quisieran evitarse las molestias habituales de reservar vuelos.
En 1990 el precio del pase subió hasta 600.000 dólares, lo que sería más o menos un millón de dólares actuales. Pero parece que no tuvieron demasiado éxito, ya que apenas de vendieron 66 pases. Lo que no se esperaban en la aerolínea es lo que ocurrió después.
Según los términos legales del contrato original del AAirpass, aquellos que lo comprasen tenían derecho a volar gratis en primera clase, en cualquier parte del mundo. También se les concedía una membresía permanente al Admirals Club de American Airlines, lo que incluía prioridad de embarque y acceso a las salas VIP con comida y bebida gratis en todo el mundo.
Los afortunados poseedores de un AAirpass podían levantarse por la mañana, volar a cualquier lugar que quisieran, comer gratis en la sala VIP, volar a otro sitio para cenar en otra sala VIP y finalmente regresar a casa en un último vuelo, todo gratis. Alguno de ellos incluso viajo a Londres 16 veces el mismo mes, solo para comer y regresar después a su hogar en Estados Unidos.
Otro uso curioso que algunos utilizaron fue reservar varios vuelos, hasta una docena, el mismo día a diferentes lugares del mundo. En el último momento elegían uno y ni siquiera tenían que cancelar los otros once que no usaban, ya que el AAirpass les permitía evitar los gastos de cancelación.
Pero hay más. Los poseedores del AAirpass podían adquirir también un segundo pase con un descuento del 40%, para un acompañante. Aquellos que optaron por adquirirlo lo utilizaron en ocasiones para regalar vuelos a desconocidos, para reservar asientos con nombres falsos y asegurarse más espacio para ellos mismos, y un montón de ideas raras más.
Lo extraño de todo es que parece que estas cosas no se les ocurrían a los propios usuarios, sino que eran los propios trabajadores de la aerolínea quienes se las sugerían.
Así las cosas para 2007 en la aerolínea se dieron cuenta de que los pases no eran el negocio que habían pensado, y que por su causa estaban perdiendo cerca de un millón de dólares cada año. Después de realizar investigaciones, American Airlines consiguió revocar el pase de un buen número de clientes, alegando que habían abusado del sistema. Los rumores dicen que incluso llegaron a coaccionar a algunos pasajeros para que admitieran haber pagado por un asiento en primera clase a los poseedores del pase. Y es posible que en algunos casos fuera cierto.
Como por ejemplo Willard May, que se pasó 20 años regalando su asiento en vuelos por toda América, por una pequeña tarifa. O Steven Rothstein, que solía reservar un asiento para su maleta bajo el nombre de Bag Rothstein.
Hoy en día todavía se puede adquirir un AAirpass, aunque ya no cuenta con las ventajas ilimitadas que antes tenía. La última vez que se pusieron a la venta pases ilimitados fue en 2004, costaban unos 3 millones de dólares y, por supuesto, nadie los compró.
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