The Forty Elephants Gang fue una banda de ladronas británicas que se formó nada menos que en el siglo XVIII. Y todavía estaban activas en la década de 1950, varias generaciones después. Parece el argumento de una película de acción, pero tristemente es real. Aunque tiene su miga.

En origen actuaban junto a una banda masculina, The Elephant and Castle Mob (la banda del elefante y el castillo), llamados así porque operaban desde el distrito londinense de Southwark donde se halla el camino de ese nombre. Se las considera como las mayores ladronas de la historia de Inglaterra, dedicándose sobre todo a asaltar tiendas de lujo. Los registros policiales apuntan incluso a que pueden haber estado activas ya desde el año 1700, aunque la primera mención en la prensa data de 1873. Si así fuera, su actividad delictiva como grupo organizado abarcaría la friolera de 250 años.

Su organización criminal, que habría precedido en muchas décadas a la Mafia y similares incluía un sistema jerárquico que incluía vigilantes, ayudantes y demás. Estaba formada por varias células que operaban no solo en la capital sino también en otras ciudades.

Foto dominio público en Wikimedia Commons

Su primer líder fue una modelo llamada Mary Carr, que se hizo famosa como la reina de los ladrones en los últimos años de la reina Victoria. En los comienzos del siglo XX la banda estuvo liderada por Alice Diamond, a la que se conocía como la reina de las cuarenta ladronas o como Diamond Annie.

Un artículo de prensa de 1925 describía a las ladronas como bien parecidas y de seis pies de altura (más o menos 1,83 metros). Más adentrado el siglo se las describe conduciendo coches deportivos de alta gama. Y su facilidad para eludir a la policía llegó a ser legendaria.

Al parecer usaban referencias falsas para conseguir ser contratadas en las tiendas y casas que querían robar. Algunas fueron efectivamente detenidas en varias ocasiones, pero nunca llegaron a comprometer la existencia de la banda.

Algunos policías indican que su método consistía en acudir al lugar del robo en taxis y limusinas, descendiendo de ellas y abalanzándose sobre el objetivo como una plaga de langostas. Imaginen algo parecido a las rebajas de hoy en día. Además llevaban ropas adaptadas con bolsillos ocultos, incluso en los sombreros, para ocultar el botín. Luego salían disparadas en diferentes direcciones, lo que hacía imposible para la policía seguirlas a todas.

Lo que hacían con todo el dinero que obtenían de tales actividades era gastárselo en fiestas, pubs y toda clase de lujos, a imitación de las estrellas de cine. Aunque nunca usaban lo robado, que era todo vendido a terceros para evitar ser cazadas con las manos en la masa.

El interés por las Forty Elephants revivió hace un par de años, cuando Brian McDonald publicó su libro Gangs of London, sobre las bandas criminales londinenses, en el cual sacaba a la luz sus investigaciones sobre estos olvidados sindicatos del crimen decimonónicos. Ahora publica una monografía sobre Alice Diamond y la banda, titulado precisamente Alice Diamond and the Forty Elephants. Saldrá a la venta el 22 de octubre.


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