La historia esta llena de coincidencias. Mas si estas se producen en un período corto de tiempo y en lugares no demasiado lejanos, la cosa empieza a ponerse interesante y da para un buen puñado de teorías conspiranoicas.

Una de estas historias puede ser la de Robert, el hijo del presidente de los Estados Unidos Abraham Lincoln, que se vió envuelto en una sucesión de coincidencias que él, al menos, se tomaba con humor.

Todo empieza a finales de 1864, cuando Robert viaja en tren de Nueva York a Washington. El ferrocarril efectúa una parada en Jersey City y Robert sale al andén a estirar las piernas. Pero es tal la multitud que, en un momento dado, tiene que apoyarse en un tren parado para no obstaculizar el paso de varias personas. En ese momento el tren se pone en marcha y Robert pierde el equilibrio y parece que caerá bajo éste. Pero alguién le agarra rápidamente y tira de él con fuerza, posiblemente salvándole la vida.

Robert Lincoln en la portada de la revista Time / foto dominio público en Wikimedia Commons

Como escribiría más tarde, inmediatamente reconoció a su salvador. Se trataba de Edwin Booth, un famoso actor teatral de la época. Curiosamente, también era el hermano de John Wilkes Booth, quien asesinaría a su padre, el presidente Abraham Lincoln.

Pero no terminan aquí las coincidencias. Porque Robert iba estar presente, o muy cerca, en tres asesinatos de presidentes norteamericanos. El primero sería el de su padre en abril de 1865, apenas unos meses después de su encuentro con Edwin Booth. En realidad no estaba presente en el lugar, sino cerca, en la Casa Blanca. Tenía 22 años.

Más tarde se trasladaría a Chicago, donde se casó y desarrolló una exitosa carrera como abogado. No se apartó de la política, y en 1881 aceptó el puesto de Secretario de Guerra en la administración del presidente James A. Garfield. En julio de ese año ambos se encontraban en la estación de Washington para viajar a Nueva Jersey. Y allí fue donde Charles Guiteau disparó al presidente Garfield que moriría dos meses más tarde como consecuencia de las complicaciones de las heridas del atentado.

Finalmente, en 1901 el presidente William McKinley invitó a Lincoln a acudir a Buffalo, Nueva York, con motivo de la Exposición Panamericana. Robert llegó el 6 de septiembre, cuando los actos ya habían comenzado, y se dirigía a encontrarse con el presidente justo en el momento en el que el anarquista Leon Czolgosz le disparaba en el pecho frente a la multitud.

Robert Lincoln terminó siendo presidente de la Compañía Pullman, y se comenta que en alguna ocasión, ante una nueva invitación presidencial para ocupar un cargo dijo: ‘No, no acepto, y mejor no sigan pidiéndomelo, porque existe una cierta fatalidad sobre la presidencia cuando yo estoy presente’, o algo parecido. Murió en 1926.


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