¿El Yeti? ¿El Bigfoot quizá? ¿Acaso de uno de los terroríficos gigantes que habitan al otro del Muro de Juego de Tronos? Ésas son, en efecto, las sensaciones buscadas. Pero sólo las sensaciones porque el creador de las imágenes, Philip Ob Rey, no es un criptozoólogo ni un cazador de enigmas sino que su campo de actuación corresponde a algo algo mucho más importante y digno: el arte.
En efecto, se trata de un artista multimedia francés cuya gran inspiración estilística se encuentra, según cuenta él mismo en su página web personal, en el diseño y la arquitectura minimalista japonesa de las dos primeras década del siglo XX, con un toque de la Haute-Couture de París y las posibilidades técnicas que ofrece la artesanía. A todo ello lo ha bautizado como Humantropy.
Philip Ob Rey, que tal es su nombre, ha concebido ese proyecto estructurado en cinco partes bautizado con los sencillos números latinos (I, II, III, IV y V). Consiste en representar en cada uno de ellos unas extrañas criaturas de aire onírico que proporcionan al espectador la imagen de una época oscura, de un mundo apocalíptico helado y desolado, en el que uno parece estar inmerso como parte de una pesadilla.
Si se trata de una tierra gélida, difícil encontrar una más apropiada que Islandia, país de residencia actual de Ob Rey. Allí está el decorado idóneo para estos poco tranquilizantes seres que, en realidad, están hechos de una materia tan insólita como… cintas VHS. Efectivamente, ese corpachón atávico, ese pelaje sacudido por el viento, no son más que aquellas legendarias casettes de vídeo que algunos llegamos a conocer (y usar y disfrutar) en los años ochenta.
Y es que el proyecto V es una protesta tanto contra la creciente influencia de los medios de comunicación como contra la contaminación por plástico que produce el consumo compulsivo de nuevas tecnologías. Todo esa negatividad se encarna en los misteriosos gigantes, que han sido fabricados por el propio Ob Rey con la ayuda en el diseño de Louie Otesanek y en la fotografía de Meilie Viney.
El resultado lo define el propio artista como la Era 4.0. Al respecto, dice Ob Rey textualmente:
V convoca la memoria de Baraka, Cristal Oscuro, la montaña sagrada, grabados japoneses y la sombra de los antepasados olvidados de Paradjanov.
V tiene sus raíces en las pinturas de Leon Spilliaert, Odilon Redon, Penone, Anselm Kiefer, Blossfeld, Jean Delville y Gustave Moreau.
V es el eco espectral de la Utopía de Tomás Moro, de perlas avinagradas de Madame Bovary, de las obras de Nietzsche y los diarios de Dostoievski.
V es la memoria de la Biblia, de la Bouddha, del Horla de Maupassant.
V es chiaroscuro, danzas Buto, la Bauhaus, el Dairakudakan,
La luz y la oscuridad.
Más información: Humantropy
Descubre más desde La Brújula Verde
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.