No es una novedad que diga que el plástico se ha convertido en un material tan provechoso para el desarrollo de nuestra civilización como peligroso para la naturaleza. El hecho de ser completamente artificial y tener unas características que impiden su degradación más que a larguísimo plazo -y hablamos de muchos siglos, casi un milenio- hace que el medio ambiente resulte extremadamente vulnerable a una contaminación en la que el Hombre tiene el principal papel por su escasa atención al cuidado de dicho entorno.
La acumulación de plásticos en el mar agrava el problema por la dificultad que conlleva el proceso de retirada de los desperdicios en el agua y su efecto sobre ésta y la fauna que vive de ella, sea de peces, reptiles o aves. Esto resulta especialmente grave cuando esos desechos no sólo ensucian playas y costas sino que se alejan de tierra y se unen para formar esa inaudita isla de plástico que flota en medio del océano Pacífico, sostenida por un vórtice de corrientes marinas y ocupando la friolera de 1.400.000 kilómetros cuadrados.
Y aquí entra en liza Boyan Slat, un adolescente holandés que inventó un sistema para limpiar las 7.250.000 toneladas de todos esos residuos y otros que haya en el mar. Fue hace un par de años cuando creó lo que bautizó como The Ocean Cleanup, pero durante todo este tiempo no se ha estado quieto sino desarrollando su idea de manera que pudiera llevarse la práctica. Ahora, por fin, parece que la cosa cobra visos de realidad.
Vendrá bien porque seguimos arrojando al agua 8,8 millones de toneladas métricas de plásticos cada año y un estudio reciente sugiere que para 2020 la cifra se habrá multiplicado por 10. Lo que Slat propone es una especie de red anclada de barreras flotantes y plataformas de procesamiento que podrían enviarse a cualquier zona del mundo que tuviera un problema así. En lugar de barcos recogedores moviéndose, como en otros proyectos, The Ocean Cleanup envolvería con sus brazos el perímetro de la mancha en cuestión, actuando como un embudo gigante que filtraría el plancton pero retendría los desperdicios.
Evidentemente, dado el tamaño de la Isla de Basura del Pacífico -así se la llama ya- no se podría solucionar de una sola vez y haría falta desarrollar toda una campaña. Pero los cálculos apuntan a que en una década se eliminaría. No obstante, antes se probará en algo más pequeño: en la isla de Tsushima, entre Japón y Corea del Sur, donde estará un par de años eliminado la basura plástica que infesta las aguas de la región ya que se calcula en torno a un metro cúbico de contaminación por persona y año y las autoridades niponas buscan una solución.
Para ello, tal como el propio Slat anunció recientemente en una conferencia en Seúl, se desplegará una red de 2.000 metros con dos brazos-sostén en forma de ángulo, constituyendo la mayor estructura flotante que ha existido jamás. El dispositivo se podrá en marcha en el segundo semestre de 2016 y se mantendrá actuando hasta 2018; incluso prevé la posibilidad de reciclar el plástico que saque para producir energía.
Ello supondrá un primer paso para crecer y así abordar el gran problema del Pacífico dentro de un lustro. Para entonces se espera contar con 100 kilómetros de redes con las que atacar la mitad de la Isla de Basura.
Más información: The Ocean Cleanup
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