¿Recuerdan la película Seven? Valores cinematográficos al margen, sirvió para recuperar en nuestra memoria los siete pecados capitales, que en el argumento servían a un asesino en serie para escenificar sus crímenes con una ambientación basada en ellos. Se trata de un concepto cristiano creado para sintetizar los vicios elementales del Hombre, como punto de partida para muchas faltas derivadas de ellos.
Los pecados capitales no aparecen en la Biblia como tales, identificados como un grupo. De hecho, hubo varios pensadores religiosos que proponían ocho, no siete, añadiendo la tristeza. Finalmente, fue el papa Gregorio Magno quien estableció su número definitivo, allá por el siglo VI. No sé si hace falta citarlos pero ahí van: lujuria, pereza, gula, ira, envidia, avaricia y soberbia.
Algunos autores los enumeran cambiando el orden. En cualquier caso, en el catolicismo, cada uno de ellos se opone a una virtud: castidad, diligencia, templanza, paciencia, caridad, generosidad y humildad. Algunos apuran la taxonomía e identifican cada pecado capital con un demonio inductor (Asmodeo la lujuria, Belfegor la pereza, Belcebú la gula, Amon la ira, Leviatán la envidia, Mammon la avaricia y Lucifer la soberbia).
Parta completar la relación y adaptarse a los tiempos, en 2008 la iglesia amplió la lista de pecados capitales clásicos con otros definidos como sociales: manipulación genética, experimentos con embriones humanos, contaminación medioambiental, injusticia social, pobreza (provocarla, se entiende), enriquecimiento a costa del bien común y consumo de drogas. Ahí queda eso.
Pero de lo que trata este post no es de los pecados capitales en sí sino de su distribución por EEUU, que ha sido plasmada en una serie de curiosos mapas, revelando que ciertas zonas del país parecen ser un poco más perversas que otras. La palma parece llevársela el sureste, donde predominan la lujuria, la ira, la ira y la soberbia, aunque ésta y la avaricia tienen parecen abundar en noreste y suroeste.
O sea, los estados del interior parecen menos pecadores en general, con concesiones puntuales a la ira y la envidia. De hecho, hay bastantes zonas en las que todos deben ser unos santos… o algo hipócritas. Para entenderlo, hay que tener en cuenta el método empleado en la elaboración de ese mapa (obra de la Universidad Estatal de Kansas), partiendo de estadísticas nacionales, aunque hay que cogerlas con pinzas por dos razones: primera, que este trabajo ya tiene unos años; segunda, que la simple extrapolación es discutible como método científico.
Son las siguientes: para la lujuria, el número de casos de enfermedades de transmisión sexual; para la pereza, el gasto per cápita en arte, ocio y similares comparado con el empleo; para la gula, el número de restaurantes de fast food por habitante; para la ira, la cantidad de crímenes violentos; para la envidia, el número de robos; para la avaricia, la cantidad de gente viviendo por debajo del umbral de la pobreza; y, finalmente, la soberbia es una síntesis de los anteriores, dado que se trata de la raíz de todo pecado.
Lo verdaderamente descacharrante es que,a tenor de lo que se ve en el mapa, el pecado capital menos abundante es la gula. Y eso en el país de la obesidad por excelencia. En fin…
Vía: Las Vegas Sun
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