Se conoce como EGS-zs8-1 y es la galaxia más alejada de la Vía Láctea conocida hasta la fecha. Está situada en los confines del Universo, en la constelación de Boötes a más de 13 mil millones de años luz de nosotros.
La luz que se ha captado de la EGS-zs8-1 es casi tan antigua como el Universo pues solo habían pasado 670 millones de años desde el denominado Big Bang. Esta luminosísima galaxia de color azul pálido ha sido descubierta por un equipo internacional de astrónomos holandeses, británicos y estadounidenses liderado por investigadores de la Universidad de Yale y la Universidad de California Santa-Cruz.
Para ello utilizaron los telescopios espaciales de la NASA Hubble y Spitzer. Y en el cálculo de sus medidas fue crucial el uso del Mosfire, un espectrógrafo multiobjeto de exploración en infrarrojo del telescopio Keck I del observatorio W.M. Keck en Mauna Kea (Hawai), cuyo espejo mide 10 metros.
Pascal Oesch es el investigador principal de este proyecto que ha publicado sus conclusiones en el último número de la Astrophysical Journal Letters. Según sus cálculos en ese momento esta galaxia ya tenía una masa equivalente al 15% del que actualmente posee la Vía Láctea.
Rychard Bouwens, otro de los científicos que han participado en este estudio, dice que la estrellas jóvenes en las primeras galaxias, como es el caso de EGS-zs8-1, impulsaron lo que se conoce como reionización. Esto quiere decir que el hidrógeno entre estas galaxias pasó de estar en un punto muerto a un estado ionizado.
En los 13.8 mil millones de años que han transcurrido esta remota galaxia puede que se haya destruido o convertido en un objeto irreconocible. Pero entonces, EGS-zs8-1 estaba en una fase rápida de expansión formando estrellas a una velocidad 80 veces más rápida que la Vía Láctea.
Con el hallazgo de EGS-zs8-1 se ha superado en 30 millones de años el récord de la galaxia más antigua conocida. Los investigadores hablan de que este tipo de galaxias tan antiguas se formaron hace unos 200 o 300 millones de años tras el Big Bang. Pero hasta la fecha no se tienen pruebas tangibles de su existencia, tan solo conjeturas.
En 2018 cuando el telescopio espacial James Webb, del Instituto Científico del Telescopio Espacial de Baltimore, esté operativo se prevé que se pueda tener más información no solo de EGS-zs8-1 sino de otras galaxias hasta ahora desconocidas.
Fuentes
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