¿Se imaginan que el hombre empieza a colonizar mundos por el Universo y unos hipotéticos extraterrestres ven asombrados cómo la bandera que se utiliza es la de una empresa privada promotora de la misión o la de un país, es decir, una mínima parte de toda la Tierra? Una de las noticias más curiosas que han circulado estos días es la de la creación de una bandera que nos represente a todos en el cosmos; un pabellón del planeta Tierra, vaya, como si estuviéramos en una obra de ciencia ficción y hubiera una pléyade de mundos habitados, cada uno con sus propios símbolos, a la manera de la Federación de Star Trek.
El diseñador de la bandera es Oskar Pernefeldt, un estudiante de Bellas Artes del Beckmans College of Design de Estocolmo que ha declarado que “compartimos el planeta, más allá de fronteras nacionales y debemos cuidar uno del otro y del planeta”, además de explicar que «las expediciones actuales en el espacio exterior utilizan diferentes banderas nacionales en función de qué país está financiando el viaje. Los viajeros del espacio, sin embargo, son más que representantes de sus propios países. Son representantes del planeta Tierra».
Los avanzados planes para enviar una misión tripulada a Marte hacia el año 2030 son los que decidieron a Oskar a acometer su proyecto, partiendo de la idea de que no debe ser un único país el que representa a la raza humana. Por eso se lanzó a hacer bocetos de un símbolo para todos.
Así llegó al diseño definitivo, siete anillos unidos que representan al Hombre y forman una flor, símbolo de vida; cada anillo está enlazado a los demás en una relación metafórica y el color del fondo, el azul, es obvio que se trata de una referencia al que predomina en el globo terráqueo, el del océano, optando por el tono marino para que resalte sobre el blanco de los trajes espaciales y la negrura del espacio.
Oskar ha tratado de respetar las reglas de la vexilología, la ciencia que estudia las banderas, y la vexilografía, que es su aplicación en imagen. Para ello ha contado con la ayuda de especialistas de varios campos, desde el diseño gráfico a la astronomía, incluyendo la propia NASA.
Asombra un poco el éxito y la difusión alcanzada por el proyecto del sueco, habida cuenta que la idea de una bandera de la Tierra no sólo no es nueva sino que acumula varios intentos de autores diferentes, ninguno de los cuales alcanzó demasiada repercusión. La más antigua la propuso George Dibbern en 1940 y la más conocida, por llamarla de alguna forma, es la del pacifista estadounidense John McConnell, consistente en una foto de nuestro planeta (tomada por la NASA en 1972 ) sobre un fondo oscuro y que se suele usar en la celebración del Día de la Tierra.
No es la única, sin embargo. Al menos hay una decena más de propuestas, entre ellas dos aportadas por españoles. La de Luis Alonso Salvador en 1994 muestra la Tierra (azul claro) con la Luna a un lado (blanca en cuarto creciente) el Sol amarillo al otro; de fondo, tres bandas. una central más grande, azul marino, otra superior azul pálido y una tercera inferior amarilla, alusiones al agua, el cielo y la tierra firme respectivamente.
La otra es más reciente: fue presentada por Pedro Manuel Quesada López en 2008 durante un congreso de vexilología celebrado en Basauri. Se compone de bandas verticales de anchos progresivamente decrecientes, cada uno de un color alegórico.
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