La Naturaleza, como saben, tiene sus caprichos. Y cuando le entra uno se deja llevar, proporcionándonos bien muerte y destrucción o bien alguna maravilla geológica; a veces ambas cosas a la vez o una consecuencia de la otra. En este caso, vamos a ver la cara buena que constituye Cleft Island, también conocida como Skull Rock.
Para ello tenemos que ir al otro lado del planeta, a Australia; un continente grande y variado del que ya hemos visto más de alguna curiosidad por aquí. Además hay que estar atentos porque el nombre Skull Rock (Roca Calavera) aparece en más de un sitio de este mundo, generalmente asociado a alguna formación pétrea que asemeja un cráneo.
En el caso australiano, tenemos un islote entero. Con la particularidad de que quien le ve parecido con un cráneo no lo hace por la faz, que sería lo típico, sino por el aspecto de un gran hueso parietal, redondeado y… trepanado. Trepanado, sí, exhibiendo un gran boquete, como se puede ver en las imágenes adjuntas. Menudo escenario se perdió Robert Louis Stevenson para sus piratas.
Está en el Estrecho de Bass, a cinco kilómetros de la costa del estado de Victoria, y su accesibilidad es casi imposible porque, aparte de estar en medio del mar, presenta acantilados cortados a pico de más de cincuenta metros de altura. Como todo tiene su lado positivo, eso evita que se llene de excursionistas. Quien quiera plantar allí su real deberá llegar en helicóptero y descender rapelando.
De hecho, parece ser que son muy pocas las personas que lo han pisado, por lo que conserva más o menos el mismo aspecto que tendría hace miles de años… a no ser que sea cierta la historia que se cuenta sobre barcos de guerra que usaban ese pedazo de roca como diana para sus prácticas de tiro.
La cavidad que forma esa extraña bóveda alcanza unos sesenta metros de altura por ciento treinta de ancho y treinta de profundidad; para hacernos una ida, la Ópera de Sidney cabría en su interior. Su origen se debe a una combinación de meteorización y erosión marina, cuando el nivel del agua estaba mucho más arriba milenios atrás, aunque los niveles de lapiaz encontrados sugieren procesos kársticos, por lo que podría haber habido una caverna previa.
En cualquier caso, la isla se ha convertido en un atractivo turístico. Eso sí, para ver de lejos, desde el parque nacional que hay en tierra firme, justo enfrente, llamado Wilsons Promontory. Al menos hasta que el mundo del cine la descubra y sitúe en ella el escondite secreto de un supervillano de alguna película de James Bond.
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