Energia solar para desalinizar el agua

Si hay un problema de suministro que no es exclusivo del Tercer Mundo es el del agua. Toda región seca, sea europea, americana, africana o asiática suele tener dificultades para garantizar el líquido elemento en buenas condiciones a sus ciudadanos; en unos casos la indispensable para beber mientras que en otros con mayores aspiraciones, pero, al menos en época estival, casi siempre con restricciones.

Por eso el sector de la tecnología busca continuamente una forma de mejorar ese servicio, procurando optimizar el sistema y abaratar los costes. Si la zona afectada está en la costa, algo que tiene ganado porque no hay mejor fuente ni acuífero más grande. Al fin y al cabo, el mar está compuesto de agua a raudales; lo malo es que es salada, lo que impide su uso doméstico, tanto para beber como para regar, de ahí que sean necesarias las plantas desalinizadoras.

Sin embargo, ese tipo de instalaciones no son baratas. Por eso acaba de celebrarse un concurso de ingeniería cuyo objetivo era conseguir una solución práctica que facilite la difusión de plantas desalinizadoras en países de desarrollo, basándose en tres criterios: ser rentable, ecológicamente sostenible y eficiente energéticamente. Se trata del llamado Desal Prize, que ofrecía ciento cuarenta mil dólares de premio.

El jurado ya ha emitido un fallo y tiene su ganador: un equipo perteneciente al grupo MIT and Jain Irrigation Systems. Su propuesta consiste en utilizar paneles solares para cargar unas baterías que hacen funcionar la desalinizadora, eliminando la sal mediante electrodiálisis. Para sintetizar su funcionamiento, digamos que se aplica al agua una pequeña corriente eléctrica que permite separar las partículas de sal gracias a que éstas también tienen su carga eléctrica y al recibir la corriente pueden ser movidas de lugar. Asimismo, el equipo vencedor incluye en su proyecto un sistema de iluminación con rayos ultravioleta que desinfecta el líquido y garantiza su potabilidad.

Para ser exactos, el recurso del sol como fuente de energía para esta finalidad no es nuevo y se usa de forma habitual en sitios de escasez como California o Chile. Sus defensores aseguran que su generalización permitiría abastecer de agua a gran cantidad de gente y, si bien el precio sigue siendo alto por culpa de la sofisticación tecnológica, lo cierto es que poco a poco va descendiendo.

El equipo de MIT and Jain Irrigation Systems ha sometido su idea a las pruebas del Brackish Groundwater National Desalination Research Facility (Centro Nacional de Desalinización de Aguas Subterráneas Salobres) de Nuevo México, donde se mantuvo funcionando veinticuatro horas seguidas. En ese lapso de tiempo consiguió desalinizar casi ocho mil litros de agua. El próximo paso es probarlo en un entorno real.

Vía: Popular Science
Foto: Marlon Felippe en Wikimedia

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