Róterdam es la mayor ciudad portuaria de Europa, con todo lo positivo que ello implica para su economía pero también con lo negativo, derivado de un uso industrial de buena parte de su territorio, le degradación de suelo, la contaminación del agua y la falta de atractivo para residentes y visitantes. Por esa razón, el ayuntamiento local suele impulsar e incentivar la recuperación de ciertas zonas a través de proyectos urbanísticos y arquitectónicos tan atrevidos como vistosos.
Aquí mismo hemos visto con anterioridad algunos ejemplos y hoy insistimos con The Dutch Windwheel, cuya sola contemplación basta para impresionar. No digamos ya si entramos en detalles sobre su construcción y uso previstos. Porque este edificio, o como quieran llamarlo, aspira a convertirse en toda una atracción turística y un símbolo del compromiso de futuro de Róterdam (y de Holanda entera) con la ecología y la sostenibilidad.
Diseñado por el consorcio holandés Windwheel Corporation, DoepelStrijkers y Meysters, aunque se espera sumar más inversores y colaboradores, tanto públicos como privados, ese extraño pero fascinante anillo gigante que asemeja un colosal ojo de ciento setenta y cuatro metros de altura, se construirá en acero y vidrio.
Tendrá un uso mixto, residencial y turístico. Así, albergará setenta y dos apartamentos, ciento sesenta habitaciones hoteleras, varios locales comerciales, un restaurante y un mirador, todo ello enfocado a atraer curiosos de todo el mundo y potenciar la imagen de Róterdam. Hasta millón y medio de visitantes, se esperan.
Lo mejor, en ese sentido, es que esas viviendas y habitáculos tendrán unas vistas panorámicas espléndidas, con un plus muy especial: el hecho de que los dos anillos semienterrados en los que se ubican (dando la impresión de flotar sobre las aguas de los humedales circundantes) serán giratorios, contando con cuarenta cápsulas exteriores, similares a las del London Eye, formando así una noria de extraordinarias dimensiones.
Pero no todo el interés se reduce a su extraño diseño. También cuenta su apuesta por una tecnología limpia. De hecho, The Dutch Windwheel también es, en su anillo interior, una colosal y silenciosa turbina de viento que aprovechará la energía eólica electrostática para alimentar de electricidad al complejo, algo que se complementará con los paneles solares que la recubrirán. El agua será reciclada, procedente de la lluvia, y los residuos orgánicos de los residentes se transformarán en biogás.
Más información: The Dutch Windwheel
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