Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad, decía la letra de aquella zarzuela. Pero si bien eso no parece tan patente en algunos aspectos -¿cuánto llevamos esperando por una vacuna contra la malaria, por ejemplo? ¿O por los coches voladores?-, sí que lo es en otros como determinados gadgets electrónicos. Entre ellos, las cámaras fotográficas, que ya dejaron casi en la prehistoria las analógicas y, dentro de poco, quizá desaparezca el término en sí cuando pasen a integrarse definitivamente en smartphones y/o relojes.
El caso es que las cámaras cada vez tienen más resolución, de manera que dentro de poco puede hacerse realidad de ver detalles increíbles en las imágenes que obtengan, como solemos ver en las películas y series policíacas tipo CSI. La cuestión, a menudo, reside en tener un dispositivo a la altura de la cámara, que permita exprimir a fondo dichas imágenes. Porque no sirve para nada obtener fotografías superdefinidas si luego las ves en un monitor incapaz de reflejar esa calidad.
El timelapse que nos ocupa está realizado con un nivel excepcional: nada menos que 80 megapíxeles. Eso significa que un televisor normal no sería suficiente para sacarle todo el jugo, ya que la mayoría -y hablamos de los más modernos- rondan los 1.080. No digamos ya con un ordenador. De hecho, lo que se ve en el timelapse sería equiparable a la visión o unos prismáticos potentes o un telescopio.
Lo que se ve, por cierto, es Río de Janeiro. Una obra firmada por el fotógrafo profesional estadounidense Joe Capra con una cámara que podríamos definir como tuneada deliberadamente para lograr el máximo de definición y cuya adaptación le costó la friolera de 50.000 dólares. A cambio, nos permite adentrarnos literalmente dentro de una favela brasileña sin necesidad de movernos del asiento y ver hasta el último rincón pleno de detalle y color.
Capra, natural de Los Ángeles, tuvo que utilizar cientos de imágenes de la ciudad brasileña, sometiendo cada una a una serie de ajustes de saturación, curvas y nitidez durante un proceso posterior de edición. Eso sí, asegura que fue mínimo, lo justo para obtener el resultado deseado.
La calidad de imagen del timelapse es de 10 K (para ser exactos, 10.328 x 7.760 píxeles), lo que supera ampliamente la capacidad de Vimeo, de ahí que vaya mostrando zooms de 50% a un 100% de resolución hasta obtener hasta una decena de imágenes de 1.920 x 1.080 cada una. De hecho, su título es 10.328 x 7.760: a 10K timelapse demo y se ha convertido en todo un éxito en la plataforma.
Vía: The Atlantic
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