Hay territorios que, por razones históricas o naturales, deben ser poblados partiendo prácticamente de cero: lugares que fueron arrasados por la guerra, inaccesibles por selvas u orografía, adversos para el Hombre por su clima extremo… En este último apartado entraría el desierto y, aunque la civilización ha ido imponiéndose a la dureza ambiental en muchos sitios.
Oriente Medio tiene mucho de eso. Abu Dhabi, por ejemplo, es un emirato ubicado en una isla pelada frente a la península arábiga, en el Golfo Pérsico, uniéndose a tierra -donde también hay algunos barrios- mediante un par de largos puentes. El clima es tal como cabe imaginarse, tórrido y húmedo, con temperaturas máximas que superan los cuarenta grados en verano y periódicas tormentas de arena.
Pues bien, el arquitecto italiano Luca Curci ha diseñado una ciudad completamente nueva para ese difícil rincón del mundo. Tiene como principal característica no el hecho de nacer de la nada, que también, sino el ser totalmente autosuficiente y sostenible; algo que resulta más que necesario teniendo en cuenta su entorno.
El plano urbano es completamente distinto a lo que suelen ser habitualmente, ya que no está formado por un entramado de calles más o menos dispuestas en cuadrícula o círculos concéntricos sino por una red de edificios de forma anular para cerrar el paso a las dunas. Con jardines en medio y conectados entre sí mediante pasarelas cubiertas o subterráneas. Los más pequeños están pensados para familias o comunidades de ellas, mientras que los grandes acogen apartamentos para unas cinco mil personas, incluyendo espacios administrativos y de ocio.
También están los medianos, donde se sitúan los servicios y centros culturales. En cualquier caso, la distribución de todo ello permite que el movimiento y los traslados sean mínimos, constituyendo núcleos casi autónomos, si bien podría haber coches eléctricos y un Metro circular. El conjunto dispone de hospital, escuelas, ayuntamiento…buena parte situado bajo tierra y, más profundamente aún, estarán los depósitos de agua y los almacenes de alimentos.
La energía, cien por cien renovable, por supuesto: la electricidad será suministrada por paneles solares mientras que dispositivos eólicos integrados en la arquitectura refrescarán el interior. El agua procederá de desalinizadoras y la residual se reciclará. Los habitantes de Masdar compartirán todos los recursos,transportes incluidos, garantizándose así la misma calidad de vida para todos.
Por el momento, sólo es un concepto aún por concretar en sus detalles. Pero Luca Curci cree que podría ser el comienzo de una nueva forma de diseñar ciudades, capaz de racionalizar los recursos y el consumo. Y no tendría por qué limitarse al desierto de Oriente Medio, pues también serviría, pongamos por caso para el oeste de EEUU. El coste teórico rondaría los dieciocho mil millones de dólares.
Vía: Fast Company
Fotos: Luca Curci Architects
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