Si han viajado alguna vez en avión seguro que han visto sus cuellos amenazados con tortícolis al intentar contemplar el paisaje por la minúscula ventanilla, que no siempre coincide con el asiento y encima suele estar bastante sucia. Y eso si no les tocó pasillo y tuvieron que estirarse como una jirafa para poder otear algo. En caso de aviones grandes, con filas centrales, ni siquiera hay opción.
Por eso hay quien propone la idea de prescindir directamente de las ventanillas y sustituirlas por unas pantallas OLED (sistema de alta definición similar a los de los televisores planos), flexibles y de gran tamaño, que se adaptan a la redondeada forma interior de la cabina de pasajeros, techo incluido, de manera que constituyen súperventanas cuyas imágenes son captadas por cámaras exteriores y con la ventaja de eliminar ese ala que siempre parece estar en medio, obstaculizando la visión.
El propio pasajero puede ajustar dichas pantallas mediante botones táctiles, ya que todos los sistemas actuales (llamada, luz, ocio) pasarán a integrarse en ellas. Y hay algunas ventajas extra que afectan también a los fabricantes de aviones, facilitándoles la labor: la construcción de aeronaves será más sencilla, al poder hacer fuselajes integrales sin necesidad de insertarles ventanillas.
Algo que redunda en mayor seguridad pero, a la vez, menor cantidad de piezas, lo que, consecuentemente, hará que los aviones sean más ligeros al adelgazar el grosor del fuselaje. Ello, aparte de permitir ensanchar los asientos, repercutirá en una reducción del consumo de combustible, una de las principales preocupaciones de las líneas aéreas para equilibrar sus economías.
Por supuesto, todo tiene sus contrapartidas. Aparate de que la cabina será mucho más luminosa, para perjuicio de quien quiera dormir o relajarse, ¿no será una tortura extra para los que tienen miedo a volar y se vean en medio de los cielos? Peor aún, imagínense si hay tormenta en el exterior.
En fin, la iniciativa es cosa de CPI (Center for Process Innovation), una empresa británica dedicada a la investigación aeroespacial que calcula que lo descrito será realidad en una década, cuando los avances tecnológicos permitan abaratar los costes, actualmente excesivos para generalizar un equipamiento de esas características.
Más información: CPI
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