En general, las hojas caídas de los árboles son una metáfora otoñal, un símbolo de algo que se deja atrás para dar la bienvenida a la renovación que vendrá después, con el desarrollo de copas más lustrosas. Pero aún muertas y esparcidas por el suelo, las hojas conservan una gran belleza. Así lo ve también el joven artista iraní Omid Asadi, de treinta y cinco años, que las ha convertido en material para sus creaciones.
Asadi las usa para «darles otra vida», con una función diferente a la que tenían cuando aún estaban en las ramas. Ahora se transforman en arte gracias a sus manos maestras y una simple cuchilla, con la que las recorta sacando de la nada bellas y poéticas imágenes. El resultado lo ha reunido en una exitosa serie exhibida en diversas galerías internacionales (Londres, Milán, Manchester…); además, una treintena de obras fue subastada para recaudar fondos destinados a proporcionar agua limpia en Tanzania.
Según el artista, sus hojas constituyen una forma distinta de ver el mundo, atrayendo la atención sobre la belleza de la naturaleza de una forma original. De hecho, algo así le ocurrió al mismo pues asegura que fue la visión y el sonido de la hojarasca aplastada despreocupadamente por la gente la que le dio la idea.
Inspirado por otros especialistas en crear arte con el corte de papel, Asadi aplica la misma técnica pero en un material totalmente natural y barato, con preferencia hacia las hojas de arce por la inspiradora forma de éstas y su disponibilidad en el área donde trabaja. Y así, recortando peciolos, haces, enveses y nervaduras, van apareciendo formas reconocibles, como animales, arquitectura, figuras humanas, retratos de personajes famosos, célebres obras maestras del arte, escenas de películas…
Entren en su web y se toparán con la Gioconda, Bob Marley, el Pensador de Rodin, El Grito de Munch, el Big Ben y muchas más cosas. Una recomendación: no se pierdan el guepardo.
Más información: Omid Asadi
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