Aunque parezca que es difícil hacer nuevos descubrimientos en el campo de la Prehistoria, lo cierto es que periódicamente siguen encontrándonse huesos, restos de asentamientos y pinturas rupestres. De estas últimas aparecieron unas en Asturias la semana pasada y además nos ha llegado la datación de otras situadas en Indonesia.
Dejemos las primeras por ser tan recientes aún y centrémonos en las asiáticas. Están en la isla de Sulawesi y se les atribuyen unos cuarenta mil años de antigüedad, lo que las vuelve tan añejas como las de cualquier punto de Europa occidental, algo insólito hasta la fecha y, por tanto, revolucionario para la ciencia.
Y es que durante mucho tiempo se pensó que el arte paleolítico había nacido en esa zona meridional del continente que abarca España y el sur de Francia, de manera que no se desarrolló en otros lugares hasta mucho después. Según el profesor Chris Stringer, del Museo de Historia Natural de Londres, la evidencia indonesia demuestra que la teoría eurocéntrica necesita un retoque.
En efecto, si hay pinturas de la misma época pero en el otro extremo del mundo, quizá haya que ampliar la búsqueda temporal de los orígenes del arte. Acaso a la misma África, cuna de la Humanidad. Puede que los homínidos africanos lo practicaran antes de extenderse por el resto del mundo.
No todas las pinturas de Sulawesi tienen la misma cronología, puesto que las hay más recientes, de veintisiete mil y años, lo que demostraría que la gruta se ocupó sucesivamente a lo largo de trece milenios. Tampoco son todas iguales, ya que presentan motivos diferentes, siendo las más viejas las impresiones de manos (se soplaba pintura sobre ellas dejando la huella en la piedra), así como figuras antropomorfas y animales, en las paredes y bóvedas.
Una de sus características principales es su enorme parecido con el estilo artístico conservado en las grutas del norte español y el sur de Francia, con lo que la coincidencia no se limitaría a la edad. Algo parecido ocurre con otros objetos de yacimientos cercanos, como los bastones de hueso de Maros, una región situada al sur de Sulawesi, aunque en este caso no se han podido datar todavía al faltar la referencia geológica de las estalactitas.
Las muestras de arte paleolítico no sólo son importantes por sí mismas sino también por la plasmación del pensamiento abstracto de nuestros antepasados, algo que les distinguió del resto de animales y les impulsó a la evolución tecnológica con el uso del fuego, la invención de la agricultura y la rueda, etc. Un proceso de hominización que corrió paralelo, en estrecha retroalimentación, con el de humanización.
Vía: Kottke
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