Aún recuerdo la gracia que me hizo de pequeño leer en un tebeo que un inventor creaba una lámpara de luz negra que, evidentemente, no servía para nada. Pero una cosa es una historieta y otra que una gran multinacional se gaste el dinero contratando a un conocido diseñador para que alumbre -nunca mejor dicho- una bombilla de madera.
¿De madera? Tal como suena. El contratante fue el fabricante alemán de bombillas LEDON y el reclutado, el japonés Ryosuke Fukusada; el objetivo: hacer una bombilla de ese insólito material. Bueno, reconozcamos que hay algo de trampa porque no se trata de una bombilla maciza sino de una de bulbo de cristal, normal y corriente (tipo LED), a la que se ha recubierto de una finísima capa de pino creando un efecto ilusorio.
Así, cuando está apagada parece realmente hecha íntegramente de madera; pero, al encenderse, la luz atraviesa los anillos y nudos del envoltorio proporcionando una rojiza iluminación, cálida y acogedora. De esta forma, se combinan su curioso e insólito aspecto de las dos maneras.
Es una obra hecha a mano por Fukusada utilizando un torno artesano para ir tallando las curvas de la chapa de madera hasta conseguir la delgadez exacta -unos 25 milímetros- en una técnica nipona conocida como rokuro. Luego la adaptó a la forma de la bombilla e hizo las debidas conexiones eléctricas.
¿Sorprendente? Pues eso no es todo. Ya se está comercializando por algo más de dos dólares y medio. No sería raro que pronto la pudiéramos adquirir online (aquí podéis encontrar un código de descuento para Rakuten, por cierto) o sitios similares.
Ryosuke Fukusada es un joven diseñador, nacido en Osaka en 1979, que trabajó ideando componentes electrónicos para Sharp para luego pasar a Italia a las órdenes de Patricia Urquiola. Ganador de varios premios internacionales, desde 2012 tiene su propio estudio en Kyoto.
Más información: Ryosuke Fukusada
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