Polemico estado Piramide Escalonada

Menuda tienen montada en Egipto con la pirámide de Zóser, también conocida como la Pirámide Escalonada por ser la única que presenta esa primitiva estructura a base de seis mastabas superpuestas. Unos avisan de que está a punto de venirse abajo y otros lo niegan categóricamente mientras continúan unos trabajos de restauración que parecen inacabables.

Este monumento, ubicado en Sakkara y anterior al conjunto de Gizeh (éste es de la IV dinastía mientras que Zóser pertenece a la III, habiendo reinado entre los años 2687 a.C y 2668 a.C), resultó afectado de forma considerable en 1992 por un terremoto que lo dejó amenazado de derrumbamiento y desde 2002 se está luchando contra ello, algo que ahora se ha puesto de actualidad con la polémica desatada entre arqueólogos y el ministerio egipcio de Antigüedades.

Las fotos muestran cómo el segundo nivel parece haberse hundido parcialmente, a despecho de los andamios de madera levantados por la empresa local Al-Shorgaby -que obtuvo el contrato ad hoc en 2006- para acometer las obras que debían impedirlo. Los egiptólogos acusan a esa entidad de muchas cosas, entre ellas utilizar piedras que no pertenecen a la pirámide. Al-Shogarby lo niega asegurando que el noventa por ciento de esas piedras proceden del monumento, sólo que se han pulido para darles mejor aspecto.

Pero otras organizaciones dedicadas a la defensa del patrimonio de Egipto también han hecho públicas sus críticas, así que el nuevo ministro de Antigüedades, Mamduh al Dalmati, ha tenido que salir al paso y defender la labor realizada, negando que la empresa contratada carezca de experiencia y que la pirámide de Zóser corra peligro de venirse abajo, además de asegurar que todo tiene el visto bueno de la UNESCO.

Y para demostrarlo ha permitido que un grupo de periodistas accedan a su interior; algo insólito porque hasta ahora estaba terminantemente prohibido. Aún recuerdo la frustración que me llevé en 2005 cuando visité el lugar y me tuve que limitar a ver la pirámide desde el exterior. De entonces, un año antes de que empezaran las obras, se apreciaban claramente los efectos del seísmo.

Aún así, no me arrepentí de haber viajado los veinticinco kilómetros que separan El Cairo de Menfis para situarme a los pies de ese coloso; resulta igualmente imponente mirar hacia arriba para ver aquella creación genial salida de la mente de Imhotep, su arquitecto, que la dotó de sesenta y dos metros de altura, con una base de ciento veinticinco por ciento nueve. Pero es que la pirámide, pese a ser la más antigua que se conserva, no es el único atractivo del sitio.

Se ubica en un complejo funerario, rodeado por un muro de diez metros de altura, al que se accede por un pasadizo de columnas. Hay varias capilla y templos, así como diversas tumbas y dos edificaciones conocidas como Mansión del Norte y Mansión del Sur, todo ello contando como eje central con un gran patio donde se celebraba la fiesta Sed (una carrera ritual que protagonizaba el faraón en persona). Desde las almenas, mirando al horizonte a través de las ardientes arenas, se veía el perfil lejano e inconfundible de otra pirámide, la romboidal de Snefrú.

Foto 1: Saqqaraperi en Wikimedia

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