Aún cuando les queden lejanos los estudios de Física, recordarán que la materia está compuesta por unas partículas diminutas llamadas átomos, las unidades más pequeñas de las que se compone un elemento químico. Tengamos en cuenta que una simple mota de polvo contiene billones de átomos.

Entrando en más detalle resulta que tienen un núcleo con protones -de carga positiva- y neutrones -sin carga-, a su vez integrados por unidades más pequeñas denominadas quarks que se unen entre sí mediante unas partículas que reciben el nombre de gluones. Protones y neutrones pesan 1.836 veces más que los electrones -que giran en torno al núcleo y tienen carga negativa-, por lo que constituyen la masa del átomo.

Si siguiéramos detallando veríamos que en realidad hay muchas más partículas subatómicas; centenares de ellas que se van encontrando gracias a los aceleradores, esos ingenios de alta tecnología a los que últimamente nos estamos acostumbrando. Pero la última noticia en relación al átomo no es el descubrimiento de una nueva parte minúscula de su estructura sino de algo curioso y fascinante a la vez: ¿cómo suena un átomo?

La respuesta nos la ha dado un equipo de investigadores de la Universidad Tecnológica de Chalmers, en Gotegorg (Suecia). Captar el sonido era todo un reto que sólo se podía plantear en niveles cuánticos. Para ello, crearon un átomo artificial al que cargaron de energía, como si fuera auténtico. Medía 0,01 milímetros y fue colocado en un material de alta capacidad conductora al que dirigieron ondas de sonido para comprobar qué efecto producían sobre el átomo.

Las oscilaciones de éste se grabaron con un micrófono especial y el resultado fue un fonón, «el sonido más débil que es posible captar» en palabras de Martin Gustafsson, uno de los científicos del experimento. Ojo porque captar no significa oir; el sonido en cuestión es tan tenue que sólo se han podido registrar sus ondas.

El equipo ha publicado el correspondiente informe en la revista Science y espera que su experimento tenga aplicaciones prácticas, para aumentar la velocidad de los ordenadores cuánticos.

Vía: Europa Press

Imagen: Wikimedia Commons

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