Imagen: gery moser en Wikimedia Commons

El mundo de los alojamientos se diversifica en España. Estos días hemos tenido noticias de que llega a nuestro país un nuevo modelo de establecimiento, el hostel, que si bien aquí era desconocido hasta ahora en otros países resulta uno de los recursos más importantes para viajeros jóvenes, mochileros y similares.

En realidad, el hostel se puede equiparar al albergue: un tipo de alojamiento turístico que sí hay en España pero que, en cierta manera, ha quedado un tanto superado por el nuevo concepto, que añade habitaciones y camas individuales/dobles a las comunes con literas (así como baños de ambos tipos), además de otros servicios como lavadora, desayuno, ordenador, conexión a Internet, información sobre la región, etc.

Pero, sobre todo, la diferencia reside en que el hostel está abierto a huéspedes de cualquier edad, sin límites. Las ventajas son obvias: se amplía el nicho de clientes y se abre la posibilidad a las familias.

Como cabía esperar, Barcelona y Madrid son las dos ciudades pioneras en esta forma de pernoctar. En la ciudad condal acaba de abrir el llamado Dream Cube Hostel, que además de pertenecer a esa categoría tiene la originalidad de adoptar cubículos en forma de colmena como los famosos hoteles japoneses. Formado por pequeñas cápsulas con cama, luz de lectura, toma eléctrica y un mini-armario, están adosados a la pared.

En total hay sesenta y un habitáculos, cincuenta y cuatro de tipo cápsula más siete habitaciones convencionales. Pensados fundamentalmente para la juventud, constituyen una alternativa más intimista y limpia a los clásicos albergues, según sus dueños.

Respecto a Madrid, el gobierno de la Comunidad acaba de autorizar la apertura de cinco hostels y estudia la propuesta de otros cuatro, que en unos tres años se espera que lleguen a la veintena. Los actuales están en pleno centro urbano y ofrecen un total de ciento veintiún habitaciones con cuatrocientas treinta camas.

De nuevo la idea es diversificar para atraer a un tipo de viajero distinto al clásico, en general más joven y que busca alojamiento económico. Los cálculos del ejecutivo regional apuntan a medio millón de clientes de este tipo en ese trienio que viene, lo que redundará en mejorar y ampliar la oferta turística, crear empleo en el sector, etc

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