¿Qué les parece la idea de hacer un viaje en avión sentado en un sillín de bicicleta? Parecía que ese sistema de transporte difícilmente podría ser más incómodo, bien en los viajes largos por el hecho de estar encerrado en la aeronave sin poder salir a respirar, bien en los cortos por las limitaciones de espacio entre asientos y, en ambos casos, por el farragoso proceso de paso por el aeropuerto, con sus colas, sus controles de seguridad, sus esperas y demás.
Pero, como decía Darth Vader, no hay que subestimar el poder del Lado Oscuro. Siempre se puede encontrar la forma de torturar más al sufrido pasajero aéreo y una manera perfecta sería sustituir los asientos normales por estos otros con forma de sillín que convertirán la cabina en una especie de pelotón ciclista. Cualquier día les añaden unos pedales y quitan directamente las turbinas para que cada uno se gane el billete con su esfuerzo.
La idea fue propuesta inicialmente por Ryanair hace unos años, en la época anterior a su reconversión hacia la seriedad; aquella en la que también proponía instalar a bordo aseos de acceso con moneda o volar sin piloto, sólo con el automático. La compañía irlandesa dijo entonces que lo único que pretendía era originar un debate sobre la evolución de la aviación pero, por lo visto, Airbus se quedó con la copla y ahora ha decidido patentar la cosa, no vaya a ser que un día se ponga en práctica y se le adelanten Boeing o Embraer.
Así que el gigante aeronáutico ha acudido a la Oficina de Patentes Europea. Eso sí, aclaran que el hecho de hacer ese registro no quiere decir necesariamente que tengan la intención de empezar a fabricar aviones equipados de esa forma. Además, hoy por hoy, la normativa de seguridad aérea no lo permitiría.
El equipamiento en cuestión consiste en eliminar las butacas y poner en su lugar una especie de miniasientos plegables dotados de un pequeño respaldo lumbar y reposabrazos. El pasajero se acomodaría a medio camino entre sentarse y quedar de pie, de forma similar a los taburetes de los bares. Esa postura permitiría acortar la distancia entre las plazas, ya que las piernas no van tan flexionadas, e incrementar el aforo del avión.
Obviamente, es un sistema que sólo se puede aplicar en viajes de corto radio -imaginen un vuelo de ocho horas así-, de manera que las aerolíneas que se perfilan como clientes potenciales para incorporarlo a sus flotas son las low cost, actualmente dominadoras en esas distancias.
La parte buena de ello es que al poder cargar más pasajeros a bordo también podrían reducir más sus tarifas. La mala, incomodidad aparte, que se abre la veda para pensar cosas aún más rebuscadas. Recuerdo que en China, por ejemplo, propusieron no hace mucho quitar todos los asientos y que los viajeros fuesen de pie, agarrados a barras del techo, como en los autobuses.
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