Si hay gente cuya práctica de deportes se limita al sillón-bol también la habrá quien prefiera conocer mundo sin moverse de casa, ahorrándose no sólo un montón de dinero sino también esfuerzo, picaduras de mosquito, quemaduras solares, robos, pérdidas de maletas, gastroenteritis y otros inconvenientes varios. Para qué agotarse subiendo a Machu Picchu si se ve mejor en fotos; por qué soportar 50 grados de temperatura si se puede leer todo sobre Abu Simbel en el e-book…
Todo aquel que se identifique con esta postura tiene su guía de referencia en una publicación reciente que lleva por divertido título 500 formas de viajar desde el sofá. Pero ojo porque la obra, escrita por Rodolphe Bacquet y Gilles Dusouchet, no limita su utilidad a quienes sufren levantándose del susodicho mueble. En realidad cualquier viajero vocacional puede completar su experiencia con el libro en cuestión o incluso dar el toque que le faltaba para decidirse a conocer el sitio en persona.
500 formas de viajar desde el sofá es un recorrido por algunos de los lugares más turísticos de la Tierra a través de su reflejo en la literatura, el cine o la música. Porque a veces basta con una palabra, una imagen o un sonido para relacionarlo con ese exótico rincón que conocimos aquella vez o que ansiamos descubrir.
Difícilmente puede haber una asociación más estrecha de nuestra mente con Kenia que la banda sonora compuesta por John Barry para Memorias de África; es escucharla e imaginar la granja de Isak Dinesen y las colinas Ngong sobrevoladas por el aeroplano de Robert Redford, digo Dennis Fynch-Hutton. Y los aficionados a las intrigas de Agatha Christie seguramente desearán perderse por la sala hipóstila del templo de Karnak, como los personajes de Muerte en el Nilo.
¿Qué me dicen del efecto llamada que tuvo El Señor de los Anillos para incrementar las visitas a un país, Nueva Zelanda, hasta entonces secundario en los circuitos turísticos? Algo extensible a Priscilla, la reina del desierto para las llanuras australianas, por ejemplo. O bahía de Halong mostrada en la película Indochina. Y no me digan que salieron de Bailando con lobos sin ganas de ver de cerca las enormes manadas de bisontes.
En fin, todo esto y más, hasta un millar de experiencias diferentes, se reseñan a lo largo de este libro repartidas en setenta y tres capítulos, cada uno de ellos con media docena de propuestas hablando del lugar y de la obra que lo representa.
500 formas de viajar desde el sofá está editado por GeoPlaneta (Lonely Planet) en rústica sin solapas. Tiene 272 páginas con texto e ilustraciones y se vende por 21,90 euros.
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