¿Han visto la cebra de la foto de arriba? ¿Se han fijado bien? Pues háganlo. ¿Ya? Sorpresa; efectivamente, está confeccionada con lápices de colores, sólo que éstos han sido puestos al servicio de la escultura en lugar del dibujo.
El mérito corresponde a Federico Uribe, un artista colombiano (Bogotá 1962) afincado en Miami (EEUU) que, como él mismo explica en su web oficial, es difícilmente clasificable: algo de conceptualismo por aquí, una pizca de pop por allá, un poco de clasicismo acullá, pero todo ello combinado de forma original y diferente.
Uribe, que estudió Artes en su país de origen y luego completó su formación en EEUU, Cuba, México, Rusia e Inglaterra, empezó como pintor con, cito textualmente, «telas sensuales y melancólicos influenciados por sus reflexiones oscuras en el sentido católico del dolor, la culpa y la sexualidad».
Pero en 1996 abandonó los pinceles, atraído por la posibilidad de utilizar objetos de uso cotidiano con los que obtener, al fusionarlos, volúmenes, formas, texturas y colores. Distancia, proximidad y percepción son factores clave en la interacción entre el arte de Uribe y sus espectadores. Según dice, a veces idea primero el título y de ahí saca la pieza.
Sus obras, expuestas en muestras colectivas e individuales desde 1999, tienen como característica principal su vivo colorido. Y, como vemos, no tiene reparos en utilizar los mismos lápices con que dibuja para, invirtiendo su función primigenia, realizar esculturas, uniéndolos con bridas de plástico. A veces enteros, a veces troceados, generalmente sobre un lienzo pero no necesariamente.
Y no sólo usa lápices; también otros materiales de los que saca mucho juego, como cables, globos, tiras de esparadrapo, casquillos de bala, etc. En la foto de portada, si se fijan en el detalle, ese efecto de anémonas marinas está conseguido uniendo tenedores de plástico de varios colores.
El resultado es multitemático, aunque parece tener cierta predilección por los mandalas orientales, los animales, los retratos humanos y el arte abstracto. formas geométricas, esféricas o espirales en tres dimensiones se alternan con la calidez de la piel humana o la textura de una cabeza animal en tono más realista.
Más información: Federico Uribe
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